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Después de esa emotiva y graciosa charla, la cual de ser una simple idea para tomar chocolate, se había convertido en la HORA del chocolate. Mi nuevo amigo con grandiosos pasos de baile y extraño amor por las galletas de vainilla, se despidió de mí.

— Es todo por hoy ChimChim —alargó su mano en mi dirección.

— Solo por hoy —respondí a su estrechamiento de manos—. No olvides que la señora del edificio tiene un cuarto vacío para mí, el cual te lo puedo dar si deseas —sugerí.

El contrario solo asintió satisfecho.

— Eso me encantaría, y me daría una buena ración de esperanza. Pero por ahora...—giró la vista hasta la otra puerta del corredor—...debo arreglar unas cosas con alguien.

Carraspeó un poco por lo bajo, pero enseguida volvió a verse feliz.

— Bien —hice un puchero—. Pero te extrañaré.

No problem, Jimin —me enseñó su pulgar en alto—. ¡Volveré! Sano y salvo. Y sin contar que estaré a un cuarto de separación. Tal vez hasta escuches mis ronquidos.

Los dos reímos fuertemente.

— Bien, adiós —se volteó y se detuvo frente a la anterior puerta mencionada.

Yo solo le di un asentimiento de despedida junto a una sonrisa de seguridad. Y enseguida cerré la puerta, corriendo hasta la sala.

"En qué estaba pensando, ya son las ocho de la noche y ella no aparece, si la policía no la reporta en cuatro horas, la consideran una desaparición ¿verdad? No estoy seguro...tal vez solo se apli---

— ¡Jiminnie! ¡Ya volví! —gritó la voz de mi mamá.

— Madre...—traté de sonar calmado—, me alegra que hayas vuelto —le sonreí muy nervioso.

— Te veo muy feliz. ¿Será por el nuevo departamento, la mudanza o...algo inesperado? —señaló sospechosa la puerta.

"No es posible..."

— ¡Mamá! —Grité como un niño pequeño— Sería incapaz de serle infiel a Kookie, y lo sabes bien —añadí muy seguro de mí mismo.

— Lo sé, lo sé —respondió arreglándose el cabello en una coleta—. Solo era una broma, sé que lo tuyo con Kookie es muy serio y eso me alegra.

Le sonreí por toda la confianza y aprecio que demostraba, a lo que ella correspondió.

— Bien, entonces... ¿qué tal fue? —comenté cambiando de tema rápidamente.

— ¿El trabajo? —Inquirió algo desubicada— Como siempre...supongo...

— Cansado —dijimos al unísono, algo abatidos.

Mi madre me miró por unos instantes, y luego volvió a sonreír de la nada. Su actitud me estaba empezando a molestar, pero no quería hacerla cansar más de lo que debía, por lo que intenté no enojarme.

— Como sea, debo ir a mi habitación para prepararme. Mañana inicio clases y no me he preparado mentalmente para ello —añadí nervioso mirando el techo.

— Jiminnie, no te preocupes —se acercó hasta mí, abrazándome cariñosamente— ya verás que la gente de Seúl es muy buena. Y si te es difícil, solo tendré que cambiarte a otro lugar.

Y aunque su sonrisa se hallaba ahí, sabía que en su mente estaba pensando lo mismo que cualquier persona normal: "Eso no pasará. JAMÁS."

Sentí un pequeño dolor en mi estómago, pero no sabía si era por hambre o por nervios, así que decidí ignorarlo y pensar en mi situación actual.

La cual por si fuese poco, no era la más beneficiosa en ningún sentido posible.

Recapitulando: Nueva mudanza a la gran ciudad de Corea del Sur; nuevo departamento; nuevo amigo extraño pero muy alegre; madre trabajadora y admirada; vecinos ruidosos y chillones; escuela nueva y novio incomunicado.

Sí, antepasados míos, lamento verlos tan tristes...no son los únicos.

— Que triste es ser adolescente —lamenté rascándome la cabeza.

— Que triste tener un hijo como tú —copió mi madre.

Yo le lancé una mirada matadora, a lo que ella ignoró por completo para después reírse en mi cara.

Bufé girando los ojos algo enojado, por el trato ajeno. Mi madre se dio cuenta, pues fue a darme un cariñoso abrazo de consolación por su mal comportamiento.

A lo que obviamente volví a bufar, pero al final desistí.

— Perdón por estar de mal humor. No es mi culpa.

— Oye...—añadió consolándome—...sé que no eres así, y debes tener una razón muy buena. Si deseas contármela hazlo, pero no te presionaré.

"Sí que es una madre admirable...debería cuidarla como dijo Hobi."

— Solo diré que conocí a unos vecinos un tanto extraños y descabellados.

— Valla, grata sorpresa —sonrió sarcásticamente—. ¿Que tenemos ahora? ¿Una obsesiva con los gatos, o un tipo renegón con problemas del humor?

Caminó mientras hablaba a la cocina haciéndome un gesto para que la siguiera; ella se fue acercando a la cafetera nueva.

— Nada de eso, pero creo que eso sonaría más razonable —sonreí por mis palabras—. Lo nuevo de ahora es que son dos chicos de la Universidad...creo, pero...—corté un poco para no revelar demasiado—...peleaban mucho, y me hice amigo de uno de ellos.

— ¿Uno de ellos? —Estaba echando granos de café recién sacados de su envase a una taza— ¿Qué acaso no son dos? ¿O el otro tenía mala cara? —río echando azúcar y agua hirviendo a la ya mencionada.

— Para nada mamá. Es solo que estaban en medio de una pelea y...uno de ellos salió más lastimado...es todo...

— Pobre Jiminnie —sorbió el café— tu corazón es demasiado gentil para un mundo de maldad. Eres como Robin en ciudad Gótica, siempre viendo el lado positivo de todo.

)M)N)O)P)Q)R)r;4$4

[Recuerdos] •YM•YoonMin •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora