[Recuerdos] •YM•YoonMin •

#21

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— No es tonto o estúpido. Él es grandioso, no le digas así.

Respondí sin percatarme de la situación en que me hallaba.

Había vuelto a la normalidad, a excepción que sudaba frío y mi voz no dejaba de temblar del todo.

— Sí, sí, lo que digas ratita —siguió el contrario alejándose de mí.

"¿Ratita?" Me molesté.

— ¿A quién llamas "ratita"? — pregunté mintiendo de forma enojada.

— Pues tú —sonrió mi adversario golpeando mi frente.

"Pero qué tipo de ser humano...¿cómo llegué a toparme con él?" hablé en mis memorias de forma maliciosa "Ojala se olvide de mí."

— Como sea...—habló relajado el ya mencionado, mirando las paredes de nuestro camino—...este no es nuestro piso. Déjame ayudarte —me ofreció su mano.

No me la tomé en serio. Mis sentidos cognitivos me daban mala pinta de eso.

Y aunque suene raro, sus acciones demostraban a un chico amable, mas su mirada y sonrisa burlona, mostraban un tipo taimado y pillo sin remordimiento.

"No te pienso dar mi mano."

— No necesito tu ayuda —hice el intento de pararme con ambas manos—. Solo es un pequeño do...lor...—resistí de forma extraordinaria.

El otro chico de cabellos mentas, apartó su mano.

"Eso sí que duele..." me dije a mí mismo auto convencido del dolor; "y pensar que los luchadores hacen esto todos los días."

— Oye rata. Sé que no debo caerte bien por todo lo que dijo ese cabeza de chorlito, y no te culpo pero...—miró mi puño—...de veras te puedo ayudar. Sé ciertas cosas de enfermería.

"¿Por qué será que no confío en ti?" me inquirí entonces.

— Sí, lo siento, pero...no —hice una mueca de desgano—. Creo que esperaré a Hobi.

— ¿Hobi? Sí que se ponen nombres raros —rodó los ojos—, pero bueno, mi nombre tampoco es tan magnífico. Aun que lo diga yo —sonrió victorioso.

"Presumido."

— Soy Min Yoongi —saludó con su mano en mi hombro, dándome una sonrisa fingida—. Y soy tu vecino.

"Altanero y mentiroso."

— Un gusto —contesté sonriendo de igual manera—. Me alegra conocerte Yoongi. Soy Park Jimin.

Su mirada cayó en picada, como si esperase algún mejor nombre que conocer o algo por el estilo. Pies sin duda, sus ojos se tornaron muy enojados.

— ¿Jimin? ¿Seguro que no tocaste en alguna banda? Sé que te conozco de algún lugar, pero...—dudó girando su cabeza—...no sé dónde.

— Suele pasar, ahora si me disculpas —me preparé para ponerme en marcha hacia las escaleras.

Un recuerdo retomó su marcha en mi mente.

"El pastel y el café están en el coche. Rayos. Debería de traerlos, lo sé...pero..." llevé mi mirada al contrario, "...este tipo no es de fiar."

Sonreí nervioso hacia un punto en blanco.

— Hey —llamó—, ese no es el camino. Si de veras quieres irte, al menos no hagas que me preocupe.

"Y volvieron sus comentarios sarcásticos."

— Si, sí, gracias —añadí de todas formas.

— ¿Se te olvidó algo? Parece que sí, pues tus ojos casi salen de su órbita —río en tono bajo.

— ¿Sabes a qué hora viene Hoseok?

"No tengo ganas de pelear. No ahora."

Ignoré su comentario.

Esto molestó a mi adversario, ya que pateó una pared cercana y chasqueó la lengua. Iba a detenerlo en el instante, hasta que una voz distrajo el ambiente.

— ¿Yoongi? ¿Estás solo?

— Sí.

No me dejó la respuesta.

"De seguro no quiere problemas con su amigo."

Mi manera de pensar tal vez suele ser muy buena y amable, y lo sé porque siempre me lo suelen decir. No es novedad; pero me gusta la forma en la que soy.

— ¿Sucedió algo? —Continuó el mencionado con pereza

— ¿Me puedes decir a qué hora se terminan tus clases de hoy? Se me olvidó.

— Que gracioso. Te lo dije en la mañana, no bromees.

— Tengo sueño y hambre. Así que responde.

— Ya me voy —escuché lejanamente—; termino a las siete de la noche. No me esperes y...—se abrió una puerta chirriante—...come algo ¿quieres?

Al poco segundo, pude captar que también se prendía un auto. Corrí hacia la ventana más cercana y me dediqué a observar, como aceleraban las llantas, para después llevarse el objeto en cuestión.

Mis párpados cayeron lentamente por un segundo.

— Y así es cómo te olvidas de tu vida ¿no?

— ¿Qué? —dije sin prestar atención totalmente.

— Nada, nada. Solo ve abajo y recoge tus cosas. Luego sube a la habitación.

Me señaló con su dedo anular blanquecino la perfecta dirección, para enseguida seguir los pasos de su compañero.

"Si claro...tiene que estar bromeando." Conté en mis delicados pensamientos.

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