Capítulo 2. "Visitas algo incómodas"

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El príncipe bajó por unas antiguas  escaleras, siguiendo un pasillo de piedras hasta una puerta custodiada por dos guardias del castillo, enviados para aquel trabajo por su rey amigo.

—Christian, John —saludó el chico a ambos guardias con la frente en alto, puesto les conocía de años.

—Príncipe Chad —dijeron ambos guardias a la vez, dándole una leve reverencia al chico.

—Traigo su desayuno —dijo el príncipe mostrando una bandeja con un sándwich, un cartón de jugo de naranja y una manzana.

—¿Tiene órdenes de traerlas usted? —preguntó uno de los guardias.

El chico frunció el ceño.

—¿Parece que con las circunstancias en las que la situación se encuentra necesito un permiso de alguien? —preguntó él—. El hada madrina y cualquier otro profesor de Auradon Prep no se encuentra como para dar tal permiso, además, el rey Ben está a punto de venir y allá arriba las cosas van a ponerse más tensas. Así que por favor, abran la puerta.

Ambos guardias compartieron una mirada, no pareciendo muy seguros de aquello, pero no protestaron. Uno se acercó sacando la llave para abrir la puerta al chico de cabellos rubios.

El lugar al que estaba a punto de entrar eran las viejas celdas del castillo de Auradon Prep, el rey bestia pudo poner aquel castillo como la parte principal un colegio, sin embargo era un castillo al final de todo. Y todos los castillos poseían celdas, se usaran o no.

Chad lo sabía muy bien.

Chad entró, con pasó firme hasta que los guardias volvieron a cerrar la puerta, pudo escuchar la caldera en un extremo súper lejano de la habitación. Al menos sí le daban uso al lugar.

Había una chica sentada en la cama de la primera celda en frente de aquella puerta, mirando el piso con sus piernas abrazadas, no cargaba zapatos puesto los había lanzado fuera de la celda, el príncipe quiso suponer que lo hizo para tratar de golpear a alguien que haya entrado antes. Pero ella no le miraba ni decía nada, parecía concentrada en el suelo, como si aquello fuese lo único importante.

Chad tomó aire y se acercó.

—No es lindo estar encerrado, ¿o sí? —le preguntó el príncipe una vez que estuvo frente a aquella celda, suponiendo que aquella chica estaba sintiendo lo mismo que él cuando le encerró en una jaula y puso a Mal atada en una silla.

La chica dentro de la celda se volvió a él con sus ojos verdes.

—¿Vienes a burlarte en mi cara, Chad? —preguntó la chica.

—Por mucho que me gustaría —dijo el chico—, realmente no estoy de ánimo.

—No pensé que en Auradon siguieran poniendo en prisión a las personas —le respondió ella con un tono bastante ácido.

—No lo hacemos —respondió Chad de la misma manera—. Sin embargo, estos días nos sentimos con ganas de hacerlo de nuevo. 

La chica, Ginny Gothel, resopló y se levantó de la cama para acercarse a las rejas.

—Traje tu desayuno —dijo el chico.

—¡Pero que detallista! —dijo ella con un tono sarcástico, cosa que hizo que el chico frunciera el ceño con disgusto— Desayuno a la celda, ¿es acaso una nueva forma de cortejo?.

El príncipe rodó los ojos.

—Oye, no tengo todo el día —el chico le extendió la bandeja—. Hay muchas cosas que hacer allá arriba y yo pretendo participar.

Entre Rosas Y Espinas [Disney Descendientes/Carlos De Vil] LPDA3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora