Capítulo 26. "La aprendiz de Maléfica"

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Era el segundo recuerdo, y otra vez veía a Maléfica más joven y a una joven Agatha en el castillo pero en un ala diferente. Parecía un herbario, algo que De Vil no creía que Maléfica tuviera en su antiguo hogar (aunque de hecho solo había estado en tres o cuatro habitaciones de esta anteriormente), pensaba que la gran parte de éste podría contener calabozos y más calabozos.

Por supuesto, estaba solo. La Agatha espíritu no se había presentado en el sueño para acompañarlo como lo hacía en todo el día, y eso empezaba a extrañarle.

Perp recordó que las palabras del espiritu habian sido exactas. Que este era su viaje. Tal vez tenía sentido que estuviera solo allí.

—No puedo hacerlo —Dijo la rubia al cabo de unos segundos y con un suspiro demostrando frustración. Ella miraba ahora a las macetas llenas de tierra a su alrededor.

—Sigue haciéndolo, no saldremos de esta habitación hasta que puedas hacer ese simple hechizo —Maléfica acariciaba a su cuervo, Diablo, con bastante suavidad mientras se encontraba sentada en una especie de mini trono en la habitación.

Para Carlos, Agatha se veía exhausta, como si hubiese estado mucho tiempo esforzándose, usando toda su capacidad para lograr algo sumamente difícil.

Se veía muy humana. Y nada como la versión fantasmagórica que ha estado viendo desde el la noche anterior.

Sin embargo, pudo notar que para Maléfica, no parecía importarle el hecho de que la rubia estuviera cansada. De hecho, miraba a Agatha como una especie de objeto que no estaba completando su propósito. Un sentimiento que Mal había expresado sentir cuando vivía en la isla.

—Me rindo, no puedo hacer magia —dijo levantándose del suelo y girandose a su mentora a la par que Carlos la seguía—. No puedo hacer que crezca una planta venenosa con magia.

—Claro que puedes, la magia oscura se alimenta de pensamientos y energías negativas —dijo la Maléfica joven sin cambiar su expresión—. Necesitas convertir esos pensamientos energía.

—Fácil para ti decirlo —murmuró con un bufido y rodando los ojos.

Carlos miró rápidamente a la madre de Mal, conocía muy bien a la villana para saber que ese era exactamente el tipo de actitud que para nada debía ser mostrado ante ella. Pero para su sorpresa, la joven versión de Maléfica estaba tranquila, como si hubiera esperado esa respuesta.

Maléfica se levantó de su trono, y caminó hacia donde su pupila estaba arrodillada, extendió su mano hacia Agatha en silencio. 

La aprendiz del hada malvada 

Salió una flor, pero de ella también salió lo que parecía una especie de pequeña cápsula de un color violeta muy brillante, cosa que sorprendió a Agatha del pasado y a Carlos por igual.

—Puedo hacer que una flor venenosa me entregue su veneno si así quiero —Maléfica arrancó la cápsula de la flor y la alzó bien alto para apreciarla, y entonces se volvió a Agatha— Veneno de Belladona, puede causar alucinaciones, y hasta el coma, magnífica por sí sola pero en una poción puede llevar a la locura a una persona durante sueño inducido.

Carlos alzó ambas cejas en cuanto escuchó aquello, pensar en que alguien siquiera pudiese tener las agalla de usar algo como eso en otra persona.

Pero claro que sí, Maléfica era capaz de eso y más, tenía a su novia atrapada, la estaba haciendo pasar cosas horribles para obtener la rosa, había hecho que arrancara su corazón, y ahora iba tras destruir Auradon si ellos no la detenían antes.

—Ven conmigo Agatha —Maléfica extendió la mano a la joven, quien lo pensó solo un par de segundos y la tomó cuando se levantó del suelo.

Fue ahí cuando tanto ella y Carlos se teletransportaron a otro lado.

Entre Rosas Y Espinas [Disney Descendientes/Carlos De Vil] LPDA3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora