Capítulo 17. "La espada del caballero"

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Carlos se levantó del suelo y con la espada agarrada firme, sólo sabiendo una cosa.

Tenía miedo.

Estaba sintiendo muchas cosas, un montón de sentimientos cruzandose unos con otros. Y aunque no todo él lo sentía así, sabía que allí estaban encontrándose todos y cada uno de ellos queriendo confundir su cabeza.

Pero el miedo, el miedo era la más claro de todos.

También sentía la adrenalina, aquel deseo de pelear hasta cansarse, o de saltar de grandes alturas,  correr grandes distancias, o incluso ver una maratón de un programa de quince temporadas en una sola noche, lo cual para él, se requería la misma cantidad de energía y ganas que las opciones anteriores.

Tenía que descargar aquello o sentía que su mano, la que sostenía la espada iba a explotarle.

Realmente consideraba si eso era algo bueno o malo.

Astrid rió, pero Carlos pudo ver en sus ojos que había algo de inquietud e incomodidad a la situación. Aún sosteniendo su mano enrojecida, ella parecía no rendirse.

—¿Y qué piensas hacer, Carlipoo? —preguntó— Te recuerdo que no pudiste herir a Maléfica en la coronación.

Carlos abrió los ojos aún más. Astrid había estado inconsciente al momento en que eso pasó. Y él sabía que los villanos no le comentarían nada así. No le contarían que al menos él intentó algo para salvarla.

¿Entonces como sabía de aquello?

—Y no vas a herirme tampoco, no serías capaz... —dijo Astrid

—Tal vez él no, pero yo sí —dijo una voz detrás de ella. Carlos y ella se volvieron justo a tiempo para ver como otra espada pasaba cortando el aire justo a centímetros de su cara.

—¡Astrid cuidado! —exclamaron Ginny y Miranda desde la alfombra.

Pero Astrid ya se había movido. Había retrocedido justo a tiempo para evitar ser lastimada por otra espada.

Un segundo después se vio que la hija del Capitán Garfio había sido la persona que había atacado.

Harriet estaba jadeando un poco, Carlos pudo notar que su usual levita roja estaba rasgada en algunas parte y en sus manos y cara había unos cuantos rasguños.

De alguna manera, la hija del capitán Hook había logrado escapar de su prisión y se había hecho camino a ellos sin que se dieran cuenta.

—¡Y conmigo! —otra voz también se hizo presente.

Una luz verde inundó una sección del campo unas ramas empezaron a derretirse en una luz verde intenso. Y una sombra salió de esa luz, dejando ver poco a poco a la hija de Maléfica caminando directamente a ellos.

Mal salió con sus ojos brillando como nunca antes los habían hecho. Llena de ira y frustración.

Carlos nunca la había visto de esa manera. Aunque si le preguntaban a él, estaba viendo muchas cosas que nunca antes había visto durante los últimos días.

—Nadie se mete con mis amigos. —dijo la chica de cabello púrpura con un tono bastante sombrío.

Carlos tragó saliva, sujetando la espada aún más, cuando se dio cuenta de algo. 

Astrid no pareció tenerle miedo a Harriet o a Mal, aún sabiendo que cualquiera de las dos era capaz de herirla (o tal vez no considerando que Mal le había lanzado una bola de fuego mágico y ella ni se inmutó). Pero cuando miró a Carlos de reojo, algo en esa mirada llamó la atención del hijo de Cruella De Vil. Había un brillo extraño en sus ojos, y una mirada de incomodidad al verlo a él tomando a Excalibur de manera firme.

Entre Rosas Y Espinas [Disney Descendientes/Carlos De Vil] LPDA3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora