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Este capítulo contiene smut. No leer hasta la separación si quieren evitarlo.

Wanna make out and kiss hard, wait, nevermind.

I wanna fucking tear you apart.

Se había dirigido en el auto de Jungkook hacia su apartamento. No sabía si era recomendable que el chico fuese tanto a su departamento -era un exagerado, solo fueron dos veces-, pero caminar no era tentador.

Jungkook había sacado un cigarrillo y ahora se hallaba fumando mientras apagaba el auto después de estacionarse en su edificio. Aquello hizo que el pelinaranja enarcara una ceja, disponiéndose a mirar fijamente al menor. También guardaba su teléfono, el cual había sacado para intercambiar números.

-¿Vas a bajarte? -inquirió con cierta duda.

Este sonrió, restregando la colilla del cigarro en el reposadero del auto y luego tirándola por la puerta recién abierta. Su sonrisa era reservada, pero no por eso menos notable.

-Por supuesto, ¿O tú no quieres terminar lo de anoche?

Cuando esas palabras dejaron la boca de Jeon, los ojos del mayor se abrieron como platos, incluso se atoró con algo de saliva.

-¿Por qué tanta fijación en cogerme, Jungkook? -trató de preguntar con la mayor seriedad posible, a pesar de la voz le fallaba.

Porque necesito dejar de sentirme miserable por el amor de mi vida y entretenerme un rato. Y tú eres un chico muy ingenuo e inocente como para darse cuenta.

Además, solo imagina la cara de Jin si se enterara. Quizás hasta logre hacer sentir celos a Tae.

-Porque eres atractivo, interesante, soltero igual que yo... ¿Algo más? -ladeó su sonrisa, sacando el reproductor y guardándolo en uno de los cajones-. Bajemos ya, pueden robarnos o algo.

Asintió temblorosamente. Algo en su entrepierna estaba encendiéndose poco a poco gracias a la imaginación que se gastaba. No tenía sexo desde hace, ¿Unos ocho meses? Recordaba haber salido eventualmente con un chico mayor llamado Taemin, pero solo para acostarse y eso ya había pasado hace mucho.

Subieron al departamento mientras él buscaba sus llaves. Estaba cansado por estar de pie por tantas horas, pero su cerebro se negaba a apagarse. Jimin estaba entusiasmado aunque no lo admitiese.

No terminó de abrir la puerta, entrar y cerrarla cuando ya tenía a Jungkook atacando su boca, empujándolo rudamente contra la madera de la puerta. Esto generó una puntada en su espalda, pero no le importó.

Jungkook introducía su lengua sin misericordia en su cavidad bucal, y Jimin la entrelazaba con la suya en un baile con poca sincronía. Las manos más grandes se apretaban en sus caderas, delineándolas sin mucho cuidado hasta llevar las manos hasta su trasero. Apretó y masajeó, disfrutando la suavidad de este.

Las más pequeñas viajaron hasta el borde de la camiseta negra con un blanco logo de Legalize It. Las introdujo, celebrando la calidez que desprendía el pecho y abdomen torneado del más altos.

-Qué manos tan pequeñas, zanahoria -se mofó Jungkook, girándolo por las caderas y aplastando su cuerpo contra la puerta, logrando sacar de él un jadeo-. Me encanta tenerte así.

JUEGO TÓXICO | kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora