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Estaba demasiado agotado, tanto física como emocionalmente. Hoseok podía dar la imagen de un hombre muy alegre y despreocupado, pero la realidad era muy distinta. Jung Hoseok vivía con la cabeza llena de estrés y preocupaciones, hasta el punto en que todo en su vida se había convertido en una carga.

No tenía un buen trabajo, su novio era como un niño a quien debía cuidar, su familia estaba lejos y su padre le odiaba por completo. Había renunciado a muchas cosas por estar con Taehyung, aunque no se arrepentía.

Sin embargo, era doloroso estar en la sombra del anterior amor de su pareja. Jungkook había dejado profundas huellas en Taehyung que eran imposibles de borrar, al menos en un futuro cercano, y eso sólo lo sumaba a una de sus preocupaciones diarias.

Aquel día había estado tan ocupado en una nueva entrevista de trabajo, la cual deseaba que fuese suficiente. Vivía en un apartamento lujoso que fue un regalo de su familia, pero mantenerlo era la parte difícil.

Muchas deudas. Demasiadas.

Se hallaba con la cabeza entre las manos, su teléfono yendo a parar al otro lado del sofá. No podía llorar, Hoseok no lloraba tan fácilmente. Hace tiempo sí, pero desde que su vida se había visto consumida en problemas no volvió a derramar una sola lágrima por cualquier cosa.

Pero aquella foto de Taehyung y Jungkook comiéndose la boca no era cualquier cosa. Era la fuente de su dolor.

Enredó sus manos en su cabello, visiblemente desesperado. Y pudo escuchar las llaves por el otro lado de la habitación, lo que le indicaba que Taehyung había llegado.

No estaba preparado para eso.

Sintió su abrupta presencia en pocos segundos, el contrario había notado su estado al parecer, porque su rostro palideció considerablemente al igual que sus ojos se llenaron de preocupación. -¿Hobi...?

Levantó la mirada, pasando su lengua por su labios inferior hasta morderlo. Negó con la cabeza, eso debía ser irreal, dolía demasiado como para ser cierto. Pero lo era, su mayor miedo se estaba haciendo realidad frente a él.

-¿Cómo hiciste para llegar? -preguntó de forma monótona, sin darle mucha emoción a su voz más que un vacío notable.

Taehyung cerró la puerta tras él con cuidado, debatiéndose entre mirarlo a él o al suelo.

-Me vine en taxi...

-Mentira, no tenías dinero contigo -masculló, levantándose de golpe. Ante esto el castaño tembló, retrocediendo un par de pasos en su propio miedo, y aquel gesto le hizo obligarse a sí mismo a calmarse. Lo amaba, lo amaba demasiado como para quererle hacer daño a pesar de todo-. Vi todo, Tae...

Los ojos de Taehyung se llenaron de lágrimas, sus manos temblando mientras mordisqueaba su labio n nerviosismo. -Era necesario.

-¿Necesario? ¿Era necesario hacerme daño luego de que te he dado todo? Deje a mi familia, mi estabilidad, mi dignidad y mi tiempo por ti. ¿Alguna vez te has puesto a pensar en eso?

-Yo no te pedí nunca que costearas mis cosas, Hoseok -gruñó, sin embargo lo suficientemente lejos como para evitar cualquier golpe que pudiese llegar a su dirección.

Pero sabía que Hoseok jamás haría eso.

-Lo hice porque te amo, y lo mínimo que podías hacer era no jugar con mis sentimientos -suspiró, pasándose una mano por el cabello, dándole la espalda al contrario-. No te quiero ver. Hay comida en el microondas, yo dormiré en la habitación de servicio.

Dolía, demasiado. Jamás quiso sacar en cara sus sacrificios, pero ahí estaban. Había soportado golpizas enteras con tal de estar con su amado, le había brindado todo para que fuese feliz, libertad, amor, cuidados, diversión.

JUEGO TÓXICO | kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora