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I don't trust nobody and nobody trusts me.

En muy pocas ocasiones se había sentido atraído hacia una persona de manera absoluta, intensa, desgarradora y hasta ridícula por la velocidad con la que lo hacía. La única vez que eso había pasado fue a sus cortos quince años, cuando conoció a Taeyang... su ex novio, siendo este mayor por once años.

Había sido una duradera relación que duró tres años, hasta que Taeyang decidió buscar alguien que le brindara una vida más estable y menos jovial.

Sí, su rompimiento le quebró, y su depresión se vio afectada por este hecho hasta el punto en que actuar como un ser humano productivo era imposible para él.

Pero ya habían pasado tres años desde entonces. Todo estaba... bien.

No se esperó encontrarse con esos sentimientos nuevamente tras tanto tiempo. Sí, justo cuando Jin se adentró al departamento con un alto chico detrás de él.

Cabello negro azabache, ojos oscuros y aniñados pero no menos feroces por eso, mandíbula cuadrada y nariz prominente. Sus manos eran gruesas, su contextura era digna de un chico atlético y era mucho más alto que él.

Peligroso. Misterioso. Interesante.

NamJoon no mentía al describir a Jungkook.

—¿Realmente tenía que venir? —gruñó Hoseok, a la visible defensiva de su chico, quien tenía la mirada perdida en los juegos que hacía con sus dedos.

El desconocido resopló una risa, relamiéndose los labios dispuesto a dar una dura respuesta que fue detenida por Jin.

—Basta, Hoseok. Venimos en son de paz y no hay que darle una mala imagen a Jimin —masculló el pelinegro, haciendo como si él no estuviera ahí.

Entonces, la mirada del castaño se fijó en él por unos segundos, y Jimin sintió que toda su alma fue analizada en ese momento. Pero acabó cuando rodó los ojos, acomodándose su chaqueta de cuero.

—Voy a mear —bramó.

Nam trató de sonreír mientras Jin se sobaba la sien, y Hoseok miraba a Tae con condescendencia. Entre tanto, el castaño dirigió toda su atención a él.

—¿Me ayudas a poner la mesa? —sonrió en un completo contraste al temeroso chico que estaba allí tras la llegada de ambos primos.

Asintió tímidamente, levantándose para ayudar. En pocos minutos Hoseok armó las hamburguesas, las cuales olían delicioso. Al parecer mezclaba la carne de res con carne de cerdo y agregaba ruffles y diversas salsas. Su estómago estaba rugiendo.

Tae era bastante amable, social e infantil. Sin duda, él y Hoseok estaban hechos el uno para el otro, pero le causaba curiosidad cómo sobrellevaban el tema de "un clavo saca otro clavo," aunque no era su problema.

—No tomes en cuenta a Jungkook —suspiró Jin, poniendo las servilletas sobre la mesa junto a él—. No es amable con nadie, es muy callado y... No es el tipo de persona que reciba bien a un desconocido y converse con él.

Asintió levemente, tratando de no darle mucha importancia.

Esa era la mejor forma para que su sensible personalidad no se viera afectada por nada: no darle importancia a las cosas.

JUEGO TÓXICO | kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora