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Se aferró a su cuerpo, disfrutado de aquel aroma a cerezos que desprendía el perfume de su amado. Era lo único que necesitaba para poder calmarse luego de haber tenido la peor noche de su vida.

Seokjin se había quedado en su casa, diciendo que era mejor que ambos se calmaran y él se encargara de las comidas y de que todo estuviera en orden. Hoseok se lo agradecía, amigos como Jin eran casi inexistentes, y ese pensamiento solo lograba dolerle aún más.

De Jungkook ya nada le sorprendía, pero de Jimin sí, y dolía. Le había abierto los brazos a su familia, le había ofrecido una amistad sincera, solo para que su paga resultara ser un empujón y una bofetada sucia.

-Me extraña, de verdad. Jimin no era así -había dicho Jin mientras preparaban el café de la mañana, cuando Tae estaba durmiendo para calmarse un poco-. Siempre tuvo sus problemas, pero no recordaba que fuera tan manipulable.

Y es que jamás hubiese pensado en que el chico tuviese parte de la culpa, no hasta que Taehyung explicó entre sollozos lo que había ocurrido. Eso explicaba porque había recibido esa imagen. Sabía que no debía perdonar a Taehyung, porque de todas formas había besado a Jungkook y él lo sabía, no podía dejar de imaginárselo, pero a la vez le era imposible enojarse con él. Le amaba demasiado para su propio bien.

Besó su mejilla, Taehyung sorbía su chocolate caliente envuelto en mantas cálidas que lograban mantenerlo en total comodidad, ese había sido su propósito, que estuviese bien.

El chico estaba tan perdido en sus pensamientos que fue imposible sacarlo de aquel trance. Aprovechó ese momento para acariciar su cabeza y levantarse rumbo a la cocina, donde había escuchado alguna discusión lejana. Jin miraba su teléfono, rascándose una mejilla y pudo notar cierto temor y un rastro de lagrimas en la esquina de sus ojos.

-¿Hyung? -musitó, acercándose a ėl con la taza de chocolate en la mano. Seokjin tenía una muy buena mano para el chocolate caliente-. ¿Está todo bien?

-Uhm, Namjoon no está de muy buen humor, creo que salió y no pude decirle que me trajera ropa. Y hablé con Jimin... Él me llamó -un corto silencio incómodo se apoderó de ambos, el de cabellos negros bloqueando su teléfono y dejándolo sobre la encimera-. Creo que fui muy grosero con él, pero...

-Jin, no quiero ponerte en contra de tu familia por esto. Incluyó a Jungkook y Jimin -suspiró Hoseok, y es que era demasiado amable como para mantener un enojo o resentimiento por mucho tiempo-. Estoy, mierda, muy molesto, pero tú no tienes por qué...

-¡Claro que tengo un por qué! -su voz se había elevado, y tuvo que ser callado por un golpe en el hombro de parte del pelirrojo. Necesitaba que Taehyung durmiera un poco-. Jungkook me ha hecho la vida cuadritos durante muchos años. Y a Jimin decidí ayudarlo porque me nacía, no porque le tenga cariño, ni siquiera somos primos de sangre. Solo pensé que necesitaría ayuda porque estaba pasando por momentos difíciles, pero me estoy dando cuenta de que está igual o más jodido que el mismo Jungkook. No quiero estar incluido en los desastres de esos dos.

Asintió en silencio; sabía que Jin hablaba por la rabia, porque aquella confesión había sido dura y sabía que si Jimin le hubiese escuchado... Los resultados no habrían sido nada buenos. ¿Por qué si intentaba enojarse con él no podía?

Quizás su padre tenía razón. Quizás sí era un débil.

Forzó una sonrisa, para luego devolverse a cuidar del ahora dormido Taehyung.

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El agua golpeando su cara le permitía sentirse algo más relajado, está fría o al menos lo suficiente como para sentirse limpio y fresco, no como ratos antes que se sentía tan sucio y adolorido. Le calmaba un poco su rostro, el cual aún dolía y brillaba enrojecido en uno de los lados.

JUEGO TÓXICO | kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora