JUEGO TÓXICO | kookmin.

22

«A los chicos, a las chicas, a todos les gusta Carmen.

Ella les provoca mariposas, guiñando sus ojos de caricatura.

Ella ríe como Dios, su mente es como un diamante. Cómprala esta noche, todavía está brillando.

Como un relámpago.»

Aunque había pasado una semana desde aquella noche tan pesada, las cosas con Taehyung no habían vuelto a la normalidad. El chico se hallaba demasiado distante, y aquello lastimaba a Hoseok. Tanto, que ni siquiera hacía esfuerzos de verse más alegre con las demás personas.

Tae era la excepción, se esforzaba en verse feliz con él y de contagiarle aquellas vibras. A veces lo conseguía, le sacaba una sonrisa y conseguía que le besara por su cuenta. Aunque no sabía si era todo un acto para tranquilizarlo, y si fuese así le dolería más de la cuenta.

Esa tarde llegó a casa con bolsas colgando de sus manos. Había logrado conseguir un dinero, que le permitió costearse algunos gustos. Como un par de peluches que sabía que a su amado le encantarían.

-¡Tae, ya llegué! ¡Traje pizza y churros! -sabía que él amaba aquellas comidas, y si era necesario animarlo con comida lo haría-. ¡Y también unos regalos!

Sacó un peluche de la bolsa, un tigre bebé con un corazón rojo entre sus manos y lo miró con una sonrisa enternecida. Se parecía tanto a Tae... Dejó las bolsas sobre la mesa y con el peluche en mano caminó hacia la habitación que compartía con su novio, la cual era algo amplía, con una cama grande y siempre arreglada donde esperaba conseguirse al chico durmiendo. No le extrañaría.

-¿Estás dormido, bebé? -se rió, negando con la cabeza. Taehyung era un dormilón, por lo que no le sorprendía no ser escuchado a pesar de elevar la voz.

Mantuvo al tigre bebé cerca de su rostro, todo con el propósito de sorprender a su chico al hacerle cosquillas con el peluche.

Sin embargo, este se cayó junto a la puerta una vez abrió está para entrar.

Nada, nada, lo habría preparado para la imagen con la que se encontraría frente a él.

Nadie, nadie, habría podido advertirle, porque simplemente no lo hubiese creído.

No... No estaba preparado para conseguirse a Taehyung con su cuello atado en una soga, su cuerpo colgando desde ésta amarrada a un ventilador de techo inmóvil. Sus ojos desorbitados, lleno de lágrimas y sin rastro de vida, su boca abierta y llena de saliva, su camisa desgarbada y sus manos llenas de sangre.

Una escena sacada desde lo más recóndito de sus pesadillas, el amor de su vida, muerto frente a sus ojos en un escenario escalofriante que le dejó gritando hacia la nada.

-¡TAEHYUNG! ¡TAE!

Gritó su nombre, sus brazos aferrándose a sus piernas en busca de alzar su cuerpo, pero estaba inerte, tan carente de vida que si su piel fría no daba la señal, sus ojos perdidos lo hacían.

Ese no era Taehyung. Ese era el cadaver de Kim Taehyung.

Cayó de rodillas, preso en llanto al haber caído en cuenta de la situación.

Su novio estaba muerto.

Se había suicidado.

Y el peluche de tigre bebé que iba a ser para él ahora estaba tirado en el suelo que fue testigo del cuerpo de Hoseok lanzándose hacia él a llorar desde la parte superior de sus pulmones.

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Ten cuidado con lo que deseas.