JUEGO TÓXICO | kookmin.

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Cuando los ojos de Jimin se abrieron, solo pudo sentir un terrible tirón en su cabeza. Un dolor no muy fuerte pero sí bastante molesto, que le hizo cerrar los ojos con fuerza mientras se rascaba la mejilla.

Sentía frío, y su mano derecha fue a parar a dónde provenía el dolor de su cabeza. Pero el miedo se hizo presentir cuando la yema de sus dedos tocó una presencia viscoza, que enviaba punzadas de dolor al hacer presión sobre ella.

Jimin abrió los ojos con pesadez, encontrándose con su torso desnudo y solo unos bóxers negros cubriéndole la parte inferior. Se sentía extraño.

-¿Eh... Dónde...? -balbuceó, incluso la lengua le pesaba.

Una mano se posó en su pecho, haciéndolo recostar su espalda contra la mullida cama. El dolor en su cuello se hizo presente en el acto, y una mueca apenada fue lo que pudo discernir en la oscuridad.

Era Jungkook.

Joder, ¿Qué había pasado?

-Por fin despiertas, estaba algo preocupado -suspiró el menor, retirando un mechón de cabello de la frente del rubio, creando así una división-. Ten.

Jungkook le tendió un vaso de agua, el cual tomó de inmediato y bebió de él tan rápido que sus ojos se cristalizaron por la presión. Su garganta estaba seca, y era agradable por fin refrescarla. Le agradecía a Jungkook por esa consideración.

Tras unos segundos, por fin los recuerdos golpearon su mente. Recordaba estar golpeando a un tipo cuando el golpe en su cabeza se hizo presente.

También recordó estar discutiendo con Jungkook antes de que eso pasara, y las palabras del pelinegro se cernieron en su estómago, creando un notable vacío en este.

-A ver, quédate acostado. Te desmayaste por casi una hora... De verdad estaba asustado -Jungkook no le miraba, de hecho hablaba al aire mirando el suelo como si eso fuese lo más interesante en dicho momento-... Lo siento.

La cabeza cabizbaja de Jimin se levqntó de inmediato, casi como un resorte; escuchar un lo siento por parte de Jungkook no era lo que él esperaba.

-Fue mi culpa que te golpearan. Joder, por esto no me gusta que la gente se apegue a mí -el pelinegro se mordió el labio, devolviendo su atención al rubio. Su mano se cernió en su cadera, pasando su pulgar por la parte superior de esta-. ¿Quién te hizo esto?

Su pulgar se movía por sus cicatrices oscuras, logrando que los labios de Jimin se entreabrieran en una mueca.

Había algo en Jungkook que le imposibilitaba mentirle. No comprendía cómo él tenía ese efecto en las personas.

-Yo lo hice... -musitó con las mejillas sonrojadas, porque joder, ¿Cómo no iba a apenarle el hecho de que se había hecho daño a sí mismo por una estupidez?

Las mejillas de Jungkook palidecieron, y juró ver como todo su rostro perdía color y su mano apretaba su cuerpo. No había nada erótico en esa escena aunque pareciera lo contrario, de hecho ambos chicos tenían una presión en su pecho por diversas razones.

-¿Y por qué lo hiciste? Dime la verdad -musitó, ambas cuencas tan fijas en los achocolatados ojos de Jimin que sentía que su alma estaba siendo taladrada en ese mismo instante-. Por favor.