JUEGO TÓXICO | kookmin.

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Los mensajes de Yugyeom llevaban días rondándole por la cabeza, evitando que pudiese alcanzar cualquier tipo de descanso que necesitaba con tanta urgencia en esos viles momentos de su vida. No podía dormir, comer no le provocaba o a veces la ansiedad le hacía comer vorazmente aunque no sintiese hambre. Había pensado que deshacerse de Jungkook le ayudaría a estabilizarse, pero al parecer el destino estaba ensimismado en seguirle arruinando más y más.

Porque Jungkook no le había buscado más, Yoongi tampoco y Jimin sentía esa angustia y culpa de haber sido el culpable indirectamente de la precaria situación en la que Yoongi y Suran fueron envueltos. ¿La finalidad de Yugyeom, de todas formas? La desconocía por completo.

Y lo peor era su necesidad de trabajo, el cual había intentado conseguir sin éxito. Una posición como mesero en un bar nocturno había sido lo más cercano, pero el lugar le daba tan mala espina igual que el gerente. Así que desistió, yéndose de la entrevista devuelta a su casa.

No podía soportar ser visto por Chanyeol en ese estado. Sin trabajo -por unas causas tan extrañas que aún no podía superarlo y dejarlo ir-, destrozado física y emocionalmente, con su salud mental cada vez más deteriorada. A veces sentía que no debía culpar a Jungkook del todo, se recordaba mentalmente que siempre había sido así. Intenso, emocional, sensible, como un herido de quemaduras que salía lastimado por el más mínimo roce. Ese era Jimin, y Jimin vivía herido. Ya estaba acostumbrado.