20.

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Toqué el timbre de aquella puerta blanca, mientras esperaba veía que el jardín estaba adornado por aún más flores y otra vez habían cambiado el color de la casa, un color celeste claro pero brillante me alumbraba los ojos, este color es uno de mis favoritos, además que hacía la casa más vistosa, bonita y distinta a las demás que habían alrededor de la cuadra.
Me recibió aquella mujer de no más de sus 40 y tantos años como siempre.

-Eun no se encuentra en casa ahora mismo, pero no tardará más de dos horas en llegar. Puedes pasar y esperarla o irte para luego regresar. -dijo en tono amable.

-¿No es molestia que me quede? Tengo que tomarme un autobús y sinceramente me da flojera volver. -era una de las razones, pero también en mi pequeña y tonta cabecita se había formulado un plan.

-Claro que no hay problema -se hizo a un lado para que pase- yo estaré de compras, puedes ir donde quieras menos a la oficina de los señores Kang y su habitación.

Dicho esto pasé y me senté como niña obediente -que no soy- en el sillón de la sala de estar. Ella salió y yo me emprendí en la búsqueda de la identidad de esta chica llamada EunWoo. Primero quería saber sobre su enfermedad, tendría menos tiempo ya que esos tipos de papeles los debería tener sus padres guardados y si me pillara la mucama me echaría a patadas en el puto culo. Mientras que para la obsesión de EunWoo con Jaemin debería estar en su diario, el cual era rosa, brillante y llamativo, literalmente tenía brillos y su lapicero también era rosa. Divino.
Esta chica me había comentado que en su diario guardaba todos sus secretos, los secretos que no podía contar porque sería malo, muy malo, o eso afirmaba ella, nunca entendí el porque.
Me escabullí como una ladrona en la habitación de sus padres, revisé sus cajones y muebles pero lo máximo que encontré fue una llave de al perecer un escritorio, yo tenía una de esas para el mío. Fui a la oficina que tenían ubicada frente a la puerta de su habitación, entré con cuidado y miré bien, dos escritorios con todo lujo y mierdas de oficina, ambos están iguales, excepto que sólo uno de ellos tenía una pequeña cerradura y yo, tenía la llave para eso.
Había varios papeles pero por que más me llamaron la atención entre recibos y cheques era el que decía "Kang EunWoo, Hospital Psiquiátrico de GonJiam".
No lo leí solo les saqué varias fotos rápidas a todos los papeles que contenían ese nombre. También encontré el acta de nacimiento de EunWoo junto con otras cosas que pensé que me servirían. Acomodé todo como debía y cerré ese cajón. Escuché como la señora que recién llegaba intentaba abrir la puerta con -seguramente- muchas bolsas en su mano y no lograba hacer su misión con éxito, así que toco la puerta para que yo abriera. Guardé la llave rápidamente en la habitación de los padres de EunWoo, y me inventé una excusa de mi tardanza al abrir la puerta y no hacer caso a sus insistentes golpes de puerta.

-Lo siento mucho, estaba escuchando música en la habitación de EunWoo. -hice una reverencia actuando como niñata educada y apenada, mentía descaradamente.

-Oh, no hay problema pequeña, ¿Quieres algo de comer o beber?

-No, gracias.

Sin más la señora se fue a dejar las compras en sus respectivos lugares.
Yo mientras tanto subí las escaleras para llegar a la habitación rosada y preciosamente adornada de mi "querida amiga", si yo siempre usaba las comillas para decirlo, pero en verdad hay veces que pensaba que la tipa me caía jodidamente bien y que hasta le había tomado demasiado cariño, pero mi curiosidad era tanta por saber que pasaba en realidad que intentaba restarle importancia a lo que realmente yo pensaba de ella, de todos modos no olvidaba el asesinato y me hacía pensar mucho sobre lo mismo.

Revisé los estantes llenos de cuentos infantiles de colores diversos y llamativos, pensé en mi estantería y reí, era tan contraria a ella, mis estantes estaban llenos de novelas, libros de escuela de todos los años y álbumes de fotografía. Miré sus libros para buscar el que era su diario, lo tomé quedando con mis dedos llenos de glitter rosado-fucsia, me reí al mirar mis dedos, la verdad era patético, era tan ñoño.
Miré la pequeña cerradura y recordé que necesitaría una llave. Rayos. Me golpeé mentalmente una gran bofetada, que estúpida. Luego recordé algo ella una vez había dicho que guardaría una de nuestras fotografías en su "Caja de cosas importantes". Miré a mi alrededor y forcé a mi torpe mente a pensar. ¿Donde rayos estaba su estúpida caja? Bajo su cama.
Me tiré al piso con la linternita de mi celular alumbre bajo su cama, ahí estaba la caja, otra vez estaba impregnada de glitter, dios, que mierda tenía esa niña con eso.
Abrí la caja y miré nuestra foto que se encontraba arriba de todo, sonreí y me reprendía​ yo misma por hacerlo.
Moví algunas cosas de la caja para encontrar la llavecita dorada que encajaba perfecto en el diario.
"Eres tan obvia EunWoo, ¿tan fácil será descubrirte?" -Pensé.
Finalmente abrí esa cosa rosada llamada diario.

Quererte es poco | Na Jaemin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora