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Sebastián Villalobos.

Desperté por mi alarma, mire el reloj y marcaba las 5:30 am. Cerré los ojos para tratar de dormir 5 minutos más cuando la puerta de mi dormitorio se abrió, sabía perfectamente de quién se trataba era mi roomie y compañero de trabajo juampa zurita, o como yo lo llamo el pinche pato. Lo miré en la puerta y le mostré mi hermoso dedo corazón para que supiera que estaba loco si pensaba que me levantaría de la cama a esta hora.

-Villwolf, más te vale que saques tu trasero de la cama Arango nos está esperando tenemos entrenamiento.

-Tu y Arango se pueden ir a la mierda, sabes bien que no necesito entrenar.

-¡Villalobos! -Me miro molestó y yo sonreí.

-¡Zurita!

-No estoy jugando Sebastián tenemos que salir ya hoy empezamos en la agencia y tenemos que estar listos.

-¡Bien! Tu ganas pero que no se te haga costumbre levantarme a estás horas porque lastimare tu cuerpo.

-¡Idiota! ¿Cuando vas a madurar?

Salí de mi cama y me dirigí al gran armario tome una camisa negra cuello v, una chaqueta de cuero negra y mis pantalones de mezclilla negros. Juampa estaba loco si creía que usaría un estupido traje, nunca me han gustado y por ende jamás usaría uno ¡Jamás!

Caeli Torres.

Eran las 5:30 de la mañana y yo Hiba de regreso a mi casa con marian mi mejor amiga. Habíamos asistido a la mejor fiesta de todas, en la élite que nos rodea siempre estaban los chicos más populares de nuestro círculo y muchas de las veces todo era aburrido, sentía que algo le faltaba a mi vida ¿pero que? No lo sabía gire mi cabeza y Yuya como yo la llamaba iba profundamente dormida. Mire a la carretera y conduci con mas velocidad, tenía que llegar antes de que papá despertara o me metería en aprietos habíamos quedado que regresaría a las 2:00 am y llevaba tres horas retrasada. Llegué a las hermosas y grandes puertas de nuestra casa en México y le pedí a el guarda que levantará la banderilla para avanzar hasta el garaje.

-Buenos días Mario.

-Buenos días señorita Torres.

Lo mire mal y el sonrió mostrándome una perfecta sonrisa.

-Buenos días Caeli

-Asi está mejor, sabes que no me gustan los formalismos

-Tu padre, nos prohibió tutearte

Torci los ojos y avance por el inmenso jardín, hasta la puerta de mi casa. Baje del auto y abrí la puerta de Yuya ella despertó y se estiró para después salir del auto y seguirme dentro de la casa. Todo estaba en silencio y agradecí que mi papá aún no despertara. Me quite los tacones y Yuya igual para subir las escaleras, cuando escuché una puerta cerrarse, apreté su mano y la miré nerviosa, sabía lo que se venía me gire lentamente y mi nana estaba en la puerta del comedor mirándonos.

-¡Nana! Me asustaste...

-Tu padre está en el despacho te está esperando

-Genial... Sube a mi habitación ahorita te alcanzó

-No señorita las quiere ver a las dos. Así que vamos caminen

Bajamos los pocos escalones que habíamos subido y caminamos rumbo al despacho de mi papá. Toque la puerta y un pase se escuchó del otro lado. Asomé mi cabeza para tantear el terreno y sonreí cuando mi padre me vio.

Mi Guardaespaldas 1° TDonde viven las historias. Descúbrelo ahora