Atlas, Argos y Kalas

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Desde niña siempre me interesó la magia, pedía a mi madre que me llevara a todas las obras del gran mago, pero cuando mi madre enfermó no pude volver a ir a verle. 

Años después de la muerte de mi madre, la gente comenzó a decir que el gran mago era solamente un estafador nefasto. Pero yo no lo podía creer, no lo quería creer. 

Fue entonces a la edad de seis años que me di cuenta que podía hablar con los animales. Podía hacer que las plantas nacieran de la nada y podía hacer que las cosas deseadas se realizaran con solo un chasquido de mis dedos. Pero nadie me creía al respecto. Mi decisión fue ir a hablar con el gran mago, el cual me dijo que no podía decirle nada a nadie. Pues mis poderes eran un secreto. Según su conocimiento, cuesta mucho que un mago nazca en casa de gente que no tenga poderes. Un caso de diez... y fue ahí cuando me dio el conocimiento a Magic Nature, me llevó a la gran colina, donde nadie entraba, pues se decía que el bosque estaba maldito y no vi nada. Me decepcioné de que me mintiera, pero cuando me dijo que estirara el brazo pude ver un reflejo rápido de todo un edificio. 

Desde entonces mi sueño era ir a estudiar magia. 

Cuando crecí me mudé a la casa de la pradera, así nadie me veía ejercer el poco conocimiento de magia que tenía. Pero la gente me conocía por ayudar a los enfermos.

  —¡Alex! ¡Llegó la carta!—miré a Derbie, una hermosa perra de raza Gran danés. Era de pelaje gris y delgada, sus patas eran rápidas y sus ojos eran canela.

Salí a verla, tenía una carta de papel en sus dientes, la tomé y sequé las babas de ella. Al abrir el sobre un pergamino saltó fuera.

—¡DESAGRADABLE! ¡COMPLETAMENTE INACEPTABLE! ¡HE SIDO BABEADO POR UN ASQUEROSO ANIMAL!—miré sorprendida el pergamino que hablaba. Cuando se calmó bajó a mi altura—¿Eres Alex?—preguntó, asentí sin poder pronunciar una sola palabra—Vengo a informarte que haz sido aceptada en la academia Magic Nature, como nunca haz ejercido magia solamente estarás una semana. En esa semana debes demostrar que eres la indicada para ser aceptada y ser oficialmente una alumna. No debes llevarte nada, todo lo que necesitas está allá en la academia. Por favor, escucha con atención. No puedes llevar cosas como cuchillos en el viaje, tienes derecho a llevar un animal, siempre y cuando esté domado y no sea revoltoso. Espero que no lleves al canino—miré a Derbie. Definitivamente me la llevaría a ella.

Después de una explicación, el pergamino dijo unas cuantas palabras y una especie de puerta apareció. Corrí dentro de la casa y saqué el libro que era de mamá. Ahí ella ocultaba sus grandes secretos respecto la magia. Mi madre estudió en la misma academia a la cual por  fin lograría entrar. Escondí el libro bajo mi vestido y caminé decidida a cruzar la puerta

  —Derbie, ¿vamos?—ella asintió contenta, era un nuevo momento de aventura. Al cruzar la puerta, unas ganas de vomitar me llegaron, el pergamino nos guió hasta otra puerta, al abrirla estaba frente una gran academia. La gente se veía pacífica caminando por doquier. 

—Hasta aquí llego yo, si necesitas algo más, solamente dicta las siguientes palabras. XELA, es tu nombre al revés, cada persona lo hace para usar su herramienta—dicho esto, el pergamino se enrolló y se hizo una carta nuevamente. 

Caminé viendo a todas partes, cuando vi a tres hombres salir de la academia, uno de ellos vestía todo de negro, sus ojos claros y penetrantes. Mientras que otro hombre usaba una camiseta blanca y un pantalón negro, estaba descalzo. Por último un hombre alto, llevaba una gran capa encima, de color azul marino, con sus dos acompañantes me dirigió una mirada curiosa. Los tres me miraron de pies a cabeza, Derbie se puso nerviosa al ver al hombre moreno descalzo.

—Ella debe ser Alex, la nueva, ¿no es así?—los tres se acercaron a mí, eran altos, intimidantes

—Hola, soy Argos—dijo el descalzo, miró a mi perra y la hizo acostarse sin ninguna palabra, Derbie ahogó un sollozo y ocultó su rostro entre sus patas

—Soy Atlas—comentó el hombre de mirada fría, me causaba una mala espina. El hombre del centro me regaló una sonrisa de cortesía, lo cual me tranquilizó bastante.

—Me llamo Kalas—dijo el hombre con una voz suave, era realmente amable—Somos los representantes de las seis academias. Deberías estudiar la historia de Nature Academy para tus clases de historia. Esto te podría servir—asentí nerviosa

  —Es extraño tener a una Gruty—dijo el hombre llamado Atlas, lo miré confundida—querida, te falta mucho por estudiar...—su cuerpo se acercó al mío y susurró a mi oído— mantente alejada de las academias vecinas, no querrás inconvenientes señorita Gruty—dicho esto el hombre desapareció en la nada, miré alterada a los otros dos hombres

—Argos—Un gran perro negro vino de repente para hablar con el hombre descalzo, pero Kalas no parecía entender lo que ellos dos se decían, pues estaban ladrando, literalmente—debes venir a ver a  tu hijo, está fuera de control —el gran perro me miró y me gruñó, pero yo no me inmuté—escuchar conversaciones ajenas no es de buena educación —Argos y Kalas me miraron sorprendidos

  —¿Puedes entender lo que el lobo le está diciendo a Argos?— preguntó, yo solamente asentí algo confundida, miré a Derbie que parecía que fuera a salir corriendo del miedo—Entonces, después de todo, sí eres una Gruty, tu madre era igual— sus palabras me dolieron

—A tu perra la matarán aquí— el lobo amenazó, miré a mi acompañante y luego lo miré molesta

—Mira tú, pedazo de carne con dientes—me acerqué apartando molesta a Argos, en otro momento me encargaría de pedir disculpas—tocas a Derbie y el que se quedará sin vida será otro. Cuida a tus pulgas y mantente alejado de mí y de ella. No me interesa quien seas, solamente no te acerques a mí—miré a Argos y a Kalas— lamento la imprudencia, pero no puedo soportar que me amenacen en mi primer día. Mucho menos un lobo malhumorado— ambos hombres comenzaron a reír y las orejas del lobo se hicieron gachas. Lo había humillado

—Bueno Kalas, debo ir a controlar a mi manada, señorita Gruty, un gusto para usted conocerme—dicho esto Argos se subió al lomo del lobo y desaparecieron por el jardín

—Déjame explicarte el sistema en mi oficina—   asentí y le seguí el paso junto a Derbie.

Magic NatureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora