Kyle

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  — ¡ALEX! LLEGARÁS TARDEEEEE—desperté de golpe y vi a Derbie con mi uniforme listo, no me daría tiempo de llegar. Me ducharía en la noche.

Me coloqué apresurada mi uniforme y llevé en mi bolso el uniforme de educación física y mis cuadernos y mi pequeña pizarra con las tizas.

Le dejé un poco de comida a Derbie  (había aprendido a alimentarla con magia) y corrimos juntas hacia la cafetería, donde todos los estudiantes estaban presentes. Tomé de golpe el líquido azul, haciendo que un ardor corriera por mi garganta y entré con calma.

Todos me volvieron a ver confundidos. Necesitaría acostumbrarme.

Tomé un plato y me sirvieron vegetales, un pedazo de carne cruda y un postre. Tomé un vaso de agua y busqué un espacio vacío, no sin antes ver donde dejar a mi perrita, vi que los acompañantes estaban apartados junto con Xavi, me acerqué algo inquieta

  —No soy de comer carne cruda Xavi—susurré, él me miró y luego a Derbie, nos guió a un espacio vacío y tomó la carne de mi plato, dejándola en el espacio junto el nombre de mi perrita, ella comenzó a devorar el pedazo contenta

—Ya sabes que hacer todos los días—dijo gruñón, nuevamente  se fue a su puesto a seguir comiendo su desayuno. 

Caminé hacia las mesas y me senté en una, eran largas bancas de madera y largas mesas. Todos se sentaban juntos.

  —¿Eres nueva?—salté en mi lugar y miré a mis espaldas, ¡la chica del juego con el otro chico!—no reconozco tu olor, pero debo decir que es bastante agradable...—sonreí, ella se sentó al frente de mí y comenzó a comer su pedazo de carne, no podía creer que lo comieran sin cocinar. 

—Me llamo Alex, ¿y tú?—dije algo tímida, ella me regaló una sonrisa mientras que se limpiaba con su brazo, todos comían con las manos, la boca abierta y no utilizaban servilletas. Me parecía algo extraño estar en un ambiente así

—Leila—dijo dándome su mano, pero estaba llena de la comida que recién se limpiaba de sus labios. Sonreí forzado y le di la mano.

—¡Leila!—todos miraron a la entrada, donde un chico estaba desnudo, era alto, musculoso, moreno y muy apuesto. Era el tipo que jugaba con Leila—¿viste a Leila?—estaba algo desesperado por encontrarla, miré a otra parte para no ver su desnudo cuerpo, era incómodo que anduviesen así por doquier. 

  —La familia me llama querida—dijo sonriente, asentí y vi como levantaba su mano, ¡no! ¡no quería que llamaras al pervertido a nuestra mesa! Él se acercó sin chistar, hasta que cruzó su mirada con la mía, unos hermosos ojos miel claro. 

—¿Nueva?—dijo a la muchacha señalándome sin interés —soy Kyle—mi altura al estar sentada y su altura de pie, no era nada favorable, mi vista evitaba bajar a su intimidad que nada lo cubría. Sonreí en silencio y volví a ver a mi plato, no quería seguir con esto. 

¡Primero el director y ahora un estudiante!

¡Si siguen me tomarán por pervertida!

Kyle se acercó de repente, su nariz estaba en mi cuello, oliendo mi piel. Lo empujé de golpe, pero mi fuerza no hizo mucho con su gran cuerpo. Estúpido mastodonte.

  —Oye, para ser una hembra eres algo débil—dijo riendo

—Ignóralo, nada más por ser el siguiente alfa gusta de lucir que es el más fuerte de todos—miré a Leila rodar los ojos y yo asentí comprendiendo. Osea que este stripper es el siguiente alfa.

Se sentó a mi lado, violando mi espacio personal, me ponía nerviosa un hombre como él.

  —¿Cómo te llamas nueva?—dijo curioso, Leila le tiró una patata

—Alex—dijo en respuesta la chica ojimiel, ¡traidora!

  —Bueno, Alex... después del desayuno, ¿te gustaría jugar conmigo?—miré confundida a Leila en busca de ayuda

—Mmmm, tal vez en tu manada no lo practicaban, mira, en la academia, la manera de mostrar respeto es vencer a tu oponente, en este caso a mi hermano. No te hará mucho daño, al menos no tan grave como para que no sane en unas horas, creo que lo puedes vencer—dijo sonriente

—¿Y si me niego?—pregunté viendo a sus ojos, ignorando a Kyle

—Pues, como dije, es una muestra de respeto... en la academia no se toleran las faltas de respeto—miré entre la multitud y divisé a Argos que me vio y le hice una cara de que me ayudara, él asintió y se acercó a nosotros

—Hola, veo que hiciste amigos... no creí que de los mellizos... Alex, ellos son mis hijos, Kyle y Leila—dijo sonriendo con orgullo

Mi mandíbula se fue al infierno

—Papá, he desafiado a un juego a Alex... quiero ser el primero en estrenarla—lo miré asustada

—Le explicaba a Alex que debe aceptar o las reglas le darán un castigo—Argos suspiró ante sus hijos y me miró

—Verán... Alex es apenas una novata, ni siquiera ha logrado sacar su lobo—se excuso

—prometo jugar limpio—dijo insistente el moreno, sería imposible convencerlo de lo contrario

—Promete que no cambiarás a tu forma lobuna—él asintió y Argos se volteó a la sala— ¡atención todos! ¡Kyle a desafiado a Alex!—todos comenzaron a aplaudir y silbar, se volvieron locos. Dejaron sus platos y corrieron fuera de la sala, incluido los jóvenes que me acompañaban, Argos me miró—Alex, puede que mi hijo no se contenga, ¿alguna vez haz luchado?— negué—bueno querida, te deseo suerte, la necesitarás

Los dos seguimos a la multitud y llegamos a un cuadrado con cercas. Dentro estaba Kyle, ahora con ropa deportiva. Me coloqué mi uniforme de deportes y me adentré a la arena. 

Si no moría aquí... que alguien me salve

—¿Lista novata?—escuché como todos se volvían locos por Kyle y su sonrisa, sus ojos cambiaron, ahora no eran humanos... parecían más animales. Estaba asustada, no quería jugar con él 

Argos subió a una torre de madera y tomó la cuerda de la campana.

—¡Daremos inicio a este juego! ¡Kyle contra Alex!—nos dio una mirada, suspiré... ¿qué pensarían de mí si perdía contra este hombre? No creía posible mi victoria. No quería ser violenta, y en mi vida había golpeado a alguien.—¡INICIEN!  

Magic NatureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora