Los días pasaron con normalidad, pronto vendrían los exámenes y mis poderes aumentaban su fuerza. Aprendía sobre la magia con todo mi esfuerzo y dedicación.
Elías no me dirigía la palabra, pero él no sabía que era yo... No obstante muchas veces lo descubrí mirándome de reojo.
Suspiré al sonar la campana de recreo, cuando Kalas me llamó con urgencia a su despacho.
Llamé a la puerta paciente y al entrar pude ver a los seis directores en la sala, Excepto Sed, quién estaba en la burbuja de agua hablando con todos los demás directores. Adam nos veía desde fuera, asomando su rostro por la ventana. ¿Qué sucedía?
—Hola princesa—saludó Argos, abrazándome con fuerza, Atlas me ignoraba como de costumbre y Kalas me analizaba con intensidad
—¿Qué sucede?—miro a cada uno de los hombres de la sala
—Alex, mira el collar—dijo con frialdad el mago, miré hacia mi pecho y pude ver como ardía por el collar que estaba completo. ¿Qué sucedía? No había estado más que dos meses en Magic Nature, aún quedaba mucho por aprender.
—Debes cumplir tu parte del trato... después de clases irás hacia la gran puerta de Academy Nature y la abrirás, estaremos contigo querida—asentí ante las palabras de Adam y miré hacia Kalas.
—Te ayudaremos en todo lo posible guapa—dijo Atlas, los nervios me comenzaban a abrazar, ¿qué pasaría después de todo esto?
No pude concentrarme en todo el día, hasta que la hora establecida llegó. Era el momento de revelar mi naturaleza, de abrir la gran puerta que durante años había permanecido cerrada.
Caminé con cautela detrás de los seis directores, notando como los alumnos nos comenzaban a seguir, todos nos juntaríamos en la puerta.
Dimitri acompañaba a Argos, Elenek a Sed en aquella ola gigantesca de agua, Drogo a Atlas, Elías acompañaba a Kalas, y Adam era acompañado por el director de los gnomos.
Las seis academias se acomodaron en sus símbolos en aquel círculo gigante, cada uno en el signo que indicaba mi collar.
Quería que alguien me escoltara hasta el centro del círculo, pero ninguno de los seis directores podía avanzar.
Mis pasos eran contados, tenía miedo y no sabía qué hacer al llegar frente la puerta, no creía que pasaría tan pronto, tampoco tenía muy en claro cual era el propósito de abrir la gran puerta.
Me detuve frente esa gran estructura, aún más grande que Adam o su academia. Alta hasta golpear contra las nubes.
Un gran trueno sonó acompañado de un relámpago, la lluvia comenzó a caer sobre todos nosotros.
—¿Qué es esto?—preguntaron los alumnos
El agua me tocó, pero no me transformé en una sirena. Me mantuve como yo, Alex.
Llevé mis manos a la puerta y con esfuerzo de mis pies empujé para saltar y comenzar a escalar la madera y el hierro.
Cada paso que daba hacía brillar la puerta, no podía evitar pensar que caería y me quebraría en tres. Podría hacerlo siendo una gigante, pero si el agua no me transformaba en sirena, entonces no lograría nada. Y Kalas dejó en claro que hasta que no introdujera el collar en la cerradura no liberaría mis poderes.
Mi pie resbaló y mi cuerpo se mantuvo solamente por mis dedos de mi mano izquierda, tenía miedo, vértigo, no quería hacer esto. ¿Era buena idea realizar esta acción?
Con fuerzas me incorporé y seguí subiendo hasta llegar hacia la cerradura. Me saqué el collar y lo adentré al círculo que esperaba por la llave.
La puerta absorbió el collar y me elevó con un extraño destello de luz. Todos me miraban con atención y silencio.
Levanté mi mano y dejé que mi poder de lobo saliera de mi cuerpo, sentí como la puerta me robaba parte de mi alma. Era doloroso, cansado y no sabía si lograría abrir la puerta. Si dos personas lo habían intentado y no lograron más que su muerte, una persona tampoco lo lograría del todo.
Con mi otra mano dejé que la puerta se llevara mi poder de vampiresa. Grité con las lágrimas rodando por mis mejillas, me dolía, era como si me incrustaran mil cuchillos y me quemaran viva.
Cuando ambas naturalezas salieron, sentía como mis colmillos lastimaban mis labios, las orejas de lobo se asomaban en mi cabeza, levanté nuevamente la otra mano y pude sentir como liberaba el poder del gigante, mi estatura crecía, no mucho como acostumbraba cuando me venía la menstruación. Pero era unos centímetros más alta y sobre todo, fuerte.
Mi voz cantaba junto la lluvia, la tos me hacía escupir sangre y las lágrimas me causaban dolor de cabeza. No me detuve y dejé que el poder de los gnomos saliera, sentí como información se asomaba en mis ojos y descubría cosas que antes no sabía. Y por último, mi poder de sirena. El agua aumentó y mis piernas se volvieron una cola de sirena.
Mi cuerpo tenía varias heridas y mi garganta sangraba. Faltaba un solo poder... el más grande, el más fuerte... ese que tanto me gustaba.
No tuve que durar mucho tiempo más, cuando mi cuerpo expulsó el poder de la magia. Cuando ya no quedaba ni una sola gota más, la puerta comenzó a abrirse. Al mismo tiempo en el que me desmayaba y caía con velocidad al suelo. Podía escuchar gritos y voces, pasos corriendo hacia la puerta.
Cerré mis ojos y caí contra el suelo, perdiendo todo sentido de mi misma.
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Magic Nature
RandomAlex entra a su academia soñada, donde podrá perfeccionar sus poderes y encontrar más respuestas de quién es ella realmente. Conociendo temibles personas, vampiros, brujos, hombres lobo, ¡incluso gnomos! Una chica torpe, hermosa y poderosa. ¿Podrá...