Una advertencia no tan advertencia

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Miré fulminante al vampiro y me vestí, incómoda por mostrar tanta piel ante mis directores. De todos modos, ellos me han visto más desnuda que vestida al menos Kalas. 

Suspiré y salí del baño con la ropa, era unos calcetines hasta la rodilla, con una falda roja con negro de cuadros que apenas si cubría un poco más de mi trasero, una camiseta blanca de manga larga y un chaleco de cuero negro con una corbata roja. Los zapatos consistían en unos tacones negros, y un abrigo largo, me llegaba hasta el muslo, de color negro. Tanto en el abrigo, como en el chaleco, como en la camiseta, llevaban una serpiente de escudo. Ni en Wolf Nature, ni en Mermaids Nature debía usar uniforme, al menos no en el último, pero los lobos si se vestían iguales... se podría decir que su estilo natural era su uniforme. Pero en las sirenas, no.

  —Cuando acabes con los vampiros irás con los gnomos, es más fácil encogerte que hacerte grande como un gigante—dijo alegre Kalas, pero ni Atlas ni yo hicimos una señal positiva a su comentario. 

No hubo que esperar mucho tiempo, cuando un gran cuerpo frío se pegó a mi espalda, sentí una de las manos de Atlas tocar abrazarme por la cintura, me sacaba varias cabezas este hombre, su otra mano apartó mi cabello, dejando a vista mi cuello

  —¡Eh detente!—dije apartándolo de golpe, gruñendo con mi forma lobuna, pero él comenzó a reír. Acomodó su cabello hacia atrás con su mano, dejando ver sus músculos. ¿Por qué estas criaturas son tan atractivas?

—¿Esperas que te deje entrar a mi academia con el olor de lobo hecho marisco? Ni hablar querida, un vampiro no se transforma así como así con entrenamiento, te transformaré y listo—su comentario me erizó la piel

—¡Pero no quiero beber sangre ni nada de eso!—chillé cruzándome de brazos —ya con vestir de puta me es suficiente

  —Alex, princesa, eres la Gruty, no serás vampiro del todo, recuerda que eres tanto como sirena, como loba, y de todos modos, bruja, te quedan tres especies, gnomos, gigantes y vampiros. Querida, tu necesitarás más que sangre para alimentarte bien, no tienes solo una especie y siempre serás humana común y corriente, solo que podrás transformarte cuando quieras, excepto cuando ya tengas los seis poderes de las seis academias. Pero ya te lo explicaremos después, deja que Atlas te muerda, es mejor él a otro vampiro que no sea tan elegante o tan limpio y justo—asentí con un leve sonrojo ante la charla diminuta de Kalas y me acerqué a él viendo al suelo, era más incómodo de lo que pensaba. 

Atlas llevó su mano a mi cintura, cortando la distancia, sintiendo su cuerpo pegar contra el mío. ¿Cuál era la necesidad de hacerlo tan cerca? Su fragancia era bastante adictiva, a diferencia de los lobos que olían bastante mal o las sirenas que olían a mariscos, él olía agridulce. Bastante placentero de olfatear. 

Su sonrisa se acercó a mi piel, sentí como su aliento pegaba contra mi cuello y dos puntiagudos colmillos rozaban con delicadeza.

—No te pongas tan nerviosa Gruty, no dolerá mucho—dicho esto, sentí como si dos agujas se clavaran en mi cuello, ahogué un gemido de dolor, sintiendo como mis piernas dejaban de funcionar. Pensé que Atlas solo me transformaría, pero de paso succionó de mi sangre, haciendo que me mareara.

Una vez que se separó me apoyé en su pecho, no aguantaba estar en pie, pero él me sostuvo, aprovechando mi cercanía chasqueó sus dedos, un revoltijo se formó en mi cuerpo y terminamos en la entrada de la academia. Vampire Nature. 

—¿Ya estás bien?—me separé viendo al suelo y asentí aún mareada—Bien, muerde aquí—se levantó la manga para dejar su brazo a mi disposición, lo miré incrédula—admito que mi sangre no será tan sabrosa o dulce como la tuya... una reliquia como la mía no se compara a la sangre juvenil de una Gruty con ese carácter—su sonrisa era socarrona—anda, muerde y bebe con tranquilidad, tenemos bastante tiempo para entrar a la academia

—¿Por qué debo beber tu sangre?—miré a sus ojos, los cuales se volvieron a tornar en un rojo escarlata

—Cuando un vampiro transforma a un humano u otro ser, éste debe beber la sangre del vampiro que lo convirtió o morirá en veinte minutos. El veneno de un vampiro actúa rápido si no recibe sangre—asentí y tomé su brazo, suspiré y clavé mis dientes en su brazo, sentí como Atlas se estremeció, pero mantuvo su compostura. Sería mal visto que una alumna vea vulnerable al director. 

Succioné su sangre, tenía un extraño sabor, amargo, pero al mismo tiempo dulce, adictivo, metálico. 

—¿Tanta sed tienes? Me dejarás sin sangre—volví a tierra firme y me separé bruscamente de él, sintiendo un hilo líquido caer por mi mentón—Sabía que beberías pero tampoco tanto, joder...—se bajó la manga y me acompañó a la entrada, donde muchos de los estudiantes me volvieron a ver. ¿Seguiría oliendo a lobo? ¿a marisco?  

Pero no llegamos a ningún lugar con estudiantes, nos fuimos al despacho de Atlas, quién se colocó un tubo para succionar de unas bolsas la sangre, recuperando su piel sin dejar marca donde le había mordido

  —¿Te apetece?—su sonrisa daba lujuria, ¿y éste a qué jugaba? era arrogante, malicioso. No emanaba confianza.

—No, me apetece irme de aquí Atlas—él rió y se levantó para verme desde arriba

—Una de las etapas más difíciles es esta academia—su voz se hizo un susurro

—Lo mismo dijo Kalas de las sirenas y mírame, estoy aquí más rápido de lo que canta un gallo—dije retadora, un brillo cruzó por sus ojos sin dejar de sonreír

—Una cosa es que Sed no te lo pusiera difícil, otra es que ninguno de esos tipos se parece a mí, querida Gruty, yo no te la pondré fácil—dicho esto, sus dedos chasquearon y ese horrible revoltijo me abrazó. 

Me encontraba en una habitación amplia, bastante gótica para mi gusto, abrí el armario y pude ver los mismos uniformes al que llevaba puesto. En la mesita de noche reposaba mi libro nuevo y el regalo de Elenek y en la cama se veía una especie de mochila. Dentro de ella estaban los útiles que necesitaría para el curso lectivo en esta academia, Atlas lo había pensado bien todo.

Me dejé caer sobre la cómoda cama y me puse a pensar en la advertencia no tan advertencia de Atlas; "Yo no te la pondré fácil"

Magic NatureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora