—¡INICIEN!—la campana sonó y lo primero que pude ver fue el gran cuerpo de mi contrincante moverse hacia mí, me aparté haciendo que él siguiera recto y se golpeara contra las rejas... ser tan grande no servía para ser tan ágil. Todos gritaron entusiasmados, lo miré acomodarse y verme sonriente, la arena estaba llena de obstáculos. Corrí al ver que venía atrás mío.
Cuando su sombra aplastó la mía me detuve y él cayó rodando. No eran solamente sus ojos, además de sus orejas y su nueva cola.
Corría de cuatro patas mientras que yo corría por mi vida. La gente gritaba insultos a mi dirección, supongo que esquivar no estaba bien visto.
Me detuve y miré como el hombre lobo se acercaba con sus colmillos en una sonrisa, me coloqué de manera que lo podría atajar y recibí el impacto, Kyle mordió mi hombro, grité del dolor y moví mis piernas intentando salirme de su agarre, sus ojos se volvieron a la normalidad y su cola se desvaneció. Sus ropas rasgadas le cubrían la piel, Kyle se alejó de mí, viendo como me hacía una pequeña bola en la tierra, quería llorar, quería dejar de sangrar.
—Eres...—antes de poder terminar la frase Argos hizo sonar la campana de nuevo
—¡El ganador es Kyle!— gritó Argos, cuando todos festejaron y dejaron vacía la arena Argos corrió a levantarme. Mi vista era borrosa—descuida pequeña, todo va a estar bien—sentí como sus fuertes brazos sostenían mi cuerpo, no pude aguantar un poco más cuando perdí la conciencia.
Abrí mis ojos y me encontré en una extraña habitación, mi hombro estaba vendado con algunas manchas de sangre, Argos apuntaba algunas cosas en una tabla de madera. Me miró al moverme
—Hola, lamento... que esto haya sucedido..—dijo acercándose a mí y sacando la venda—es una regla de la academia aceptar los duelos... no podía negar el pedido o sería demasiado obvio para los estudiantes—miré como sacaba toda la venda y miré mi hombro, una gran herida se mostraba, ya no sangraba, pero dolía demasiado para ser verdad—esto tal vez no te agrade, pero es la manera más rápida de sanarlo—su mano apartó mi cabeza, dejando un amplio espacio entre mi hombro y mi cuello, me sentía incómoda al tener que apartar mi cabeza, sentía que se me quebraría el cuello. Su otra mano se posó cerca de la herida y su respiración se acercó a esta zona, ¿¡qué estaba haciendo!?
Sentí algo tibio pasar de lado a lado, cubriendo toda mi herida, ¿estaba lamiendo mi hombro? No me daba asco, pero era incómodo. No quería que un hombre me lamiera la piel, ¡mucho menos el director de una academia!
Cuando se apartó, miré mi hombro, ya no tenía nada, ni una muestra de que había estado herida.
—gracias...—susurré y miré a otra parte, Argos me dio una sonrisa
—Te espero hoy en mi despacho a las siete, no llegues tarde y evita que te vean levantada—dijo, asentí y salí de ahí.
Al caminar por los jardines una mano me atrapó y fui llevada detrás de un árbol
—¿Qué hace una humana aquí?—miré a Kyle que me acorralaba contra el tronco, mi pulso se aceleró y la adrenalina comenzaba a abrazarme. Arrancó la tela y vio mi hombro—¿dónde está la herida?—preguntó furioso
—Ha sanado—dije segura, pero él rugió y el miedo me atacó
—Probé tu sangre, eres una asquerosa humana—dijo separándose
—Si fuera humana no podría estar en esta academia—dije viendo al suelo, él tomó mi muñeca y la acercó a su boca
—¿Quieres que te demuestre lo contrario?—separé mi mano de la suya negando—cuando mi padre se entere de que hay una rata aquí te mataremos sin problemas.
—Dame un mes, te demostraré lo contrario. Somos iguales, no me creas por humana. Pulgoso—lo empujé y me fui corriendo de allí.
Necesitaba encontrar a Derbie. ¿Dónde se había metido?
Pasé por una cabina y escuché su voz, aparté la sábana y me asomé, Derbie se encontraba rodeada de tres lobos de diferentes pelajes, el cuarto estaba sobre ella, acorralándola contra el suelo. Los cinco animales gruñían molestos, me aclaré la garganta interrumpiendo la reunión
—Es mejor que se aparten de Derbie ahora mismo—ellos bufaron y abrieron el paso, el lobo se apartó de ella y cuando mi perrita se levantó el saltó a morderla. —¡NO! —Lo aparté del cuerpo canino y lo empujé contra la pared, los lobos comenzaron a saltar sobre mí, y aunque evitara que me mordieran mis patadas no eran suficientes.
Sentí como dos de ellos me mordían y no pude evitar ahogar un grito desgarrador. Las lágrimas caían por mis mejillas pidiendo plegarias a los lobos.
Cuando se apartaron me arrastré hasta el frío cuerpo de mi perrita, abrazándola, sollozando en su cuello.
Pidiendo que fuera solamente una pesadilla. Pidiendo que Derbie reviviera.
Me incorporé y con lágrimas en los ojos coloqué mis manos sobre ella, sin tocarla, podía sanarla, hacerla volver. Podía lograrlo
Una llama verde aparecía en mis manos, llevando de mi cuerpo la poca energía que me quedaba. Necesitaba lograrlo, yo sanaría a mi mejor amiga.
Un gran cuerpo me embistió, deteniendo el proceso. Intenté salir de su agarre desesperada
—¡DEJAME SANARLA!—era un lobo, pero no podía salir, mis lágrimas mojaron parte de su pelaje gris.
—¡Si sigues morirás!—pero de todos modos, era muy tarde. El hechizo no podía pasarse de cinco minutos después de la muerte y aún no sabía controlar bien mis poderes para sanarla.
El lobo me subió a su lomo y tomó a Derbie en su hocico, comenzó a caminar lejos de la academia, no me importaba a donde me llevara, me encontraba devastada, sin poder moverme, solamente quería morir junto a ella.
El lobo me dejó sentada y comenzó a mover sus patas, haciendo un hueco profundo, con cuidado colocó el cuerpo de ella y la cubrió.
Miré como su pelaje desaparecía y un joven desnudo apareció dándome la espalda, tomó unas hojas y ramas y con sus manos y dientes comenzó a hacer una pequeña cruz para clavarla a lo que sería la tumba de mi perra.
Volvió a transformarse y me miró con frialdad, sus ojos eran de diferente color. El izquierdo tenía una cicatriz que cruzaba el párpado y terminaba en lo que sería su mejilla.
—Te llevaré a mi cabina.. sube a mi lomo—en silencio subí a su lomo, comenzó a caminar cuesta abajo y me llevó a una cabina al lado del arrollo. Me dejó en una cama y tomó ropa para ponerse después de volver a su forma humana.—Lamento tu pérdida—dijo con un trapo mojado. Se acercó a mí y me miró, colocando el trapo en mi frente, donde sangraba por culpa de los lobos, ardía cada vez que posaba el agua en mis heridas, mis lágrimas no dejaban de caer. —necesito que te saques lo que queda de tu ropa—lo miré, no me importaba nada. Quería ir a casa... encontrar a Derbie esperándome, al ver que no me quitaría nada, él me sacó la ropa y siguió desinfectando las heridas, las asquerosas mordidas de esos infernales lobos.
Después del trapo, comenzó el mismo proceso que Argos había hecho en mi hombro, viendo como lamía las heridas y desaparecían de a poco. Me sentía pesada, vacía...
—Me llamo Dimitri—dijo al pasarme una camiseta de él, me la coloqué y suspiré
—Alex—susurré
—Mira, Alex, sé que acabas de perder a tu acompañante... pero si quieres ocultar tu identidad, no podrás estar deprimida... Los lobos no nos preocupamos por nuestras pérdidas a menos que sean nuestros mates.—lo miré fría—sé lo que se siente, créeme... pero necesito que entiendas que si no era ella, ibas a ser tú. Esos lobos eran guardianes, ambas hubieran muerto—apartó un mechón de mi rostro y miré sus ojos. Uno gris, otro verde, uno cruzado por una cicatriz y el otro penetrante.
Dimitri terminó con un "después hablaremos" y me dejó sola, me acosté y las lágrimas volvieron a salir, no podía creerlo... mi mejor amiga...
Cerré mis ojos dejando salir las lágrimas y sollocé lo más silenciosa posible.
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Magic Nature
RandomAlex entra a su academia soñada, donde podrá perfeccionar sus poderes y encontrar más respuestas de quién es ella realmente. Conociendo temibles personas, vampiros, brujos, hombres lobo, ¡incluso gnomos! Una chica torpe, hermosa y poderosa. ¿Podrá...