¿Perro, sirena o vampiro?

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La noche cayó, un cielo despejado, con la luna llena lista para ser aullada. 

Me levanté de la cama y caminé fuera de los dormitorios, mi cuerpo se sentía caliente, mi ropa se desgarró ante la luz blanca y mi cuerpo se transformó en el de un lobo que buscaba el amor de la luna. 

Corrí por los campos hipnotizada, buscando algún lobo que estuviera por ahí. Pero solo luces de la academia. Un olor apetecible salía de ésta y no pude evitar guiarme por la comida. 

Corrí hasta el olor, cuando vi a un pelinegro salir con una rubia de la puerta. Ambos me miraron y la chica gritó, haciendo de mis oídos un dolor agudo. Otro hombre, un poco más alto salió a causa del grito y me miró. 

  —Chicos, vayan a sus dormitorios, yo me encargaré del lobo—dijo, pero el pelinegro se acercó a mí, tenía una mirada amenazante. Me lancé furiosa a morderlo y defenderme de cualquier peligro que él pudiera causar. 

Los gritos masculinos del chico resonaban en mis oídos y los gritos de la chica también

— Trae agua ya—el hombre alto se acercó con gran rapidez, pero lo esquivé y seguí mordiendo al pelinegro. Su sangre era tan adictiva...

Unos minutos después sentí un líquido frío caer en mi pelaje, era desagradable ese frío... me dejé caer cerrando los ojos.


Al despertar estaba en el sofá del despacho de Atlas, ¿qué hacía ahí? miré mi cuerpo, me encontraba desnuda, con una aleta larga y pesada. Abrí mis ojos como platos, ¿¡pero qué había sucedido!? 

—Descuida, tu identidad sigue a salvo, pero debes tener más cuidado...—miré a Atlas quién bebía una bebida caliente—como perro sabes armar un lío... incluso atacaste a Drogo, está en la enfermería inconsciente... ¿sabes lo que cuesta que eso suceda?—negué avergonzada

—No... yo... Lo lamento mucho Atlas—apresuré a disculparme

—Necesitas aprender a controlarte Alex, ya ves que la luna llena te trae problemas, que el agua te transforma en un pez. La sangre en un vampiro, y mientras no bebas sangre más posibilidad hay de que tu ser humano vuelva a tu cuerpo—me levanté mareada—serás de enfermera de Drogo, de todos modos no será mi único castigo, pero esto te lo ganaste tú sola—dicho esto, me lanzó una toalla, me sequé hasta volver a la normalidad y cubrí mi cuerpo desnudo ante los ojos evasivos de Atlas—toma mi mano, te llevaré de inmediato a tu habitación—asentí e incómoda obedecí, el revoltijo me abrazó y en un abrir y cerrar de ojos estaba de vuelta en mi habitación. Tomé mi pijama y miré a Atlas, quién estaba concentrado en la ventana que daba al bosque, camino a Academy Nature, donde las seis academias le rodeaban para ser importantes y conseguir buenos resultados. 

—Lamento todo esto... hablo en serio—me acerqué a él y suspiré al verlo tan sometido a ignorarme

—No estoy enfadado... es algo que sucede, pero Alex... No puedo perder a Drogo, es mi hermano, la única familia que me queda—sus puños se apretaron tanto que los nudillos se tornaron blancos—aprende a controlar tus etapas—no dijo nada más y desapareció de la habitación. Me sentía un poco culpable a causa de lo que yo había causado aunque no me acordase de nada. 

Al día siguiente, falté a clases para visitar a Drogo, se le veía realmente herido y en un muy mal estado

—Me recuperaré guapa, no te preocupes—abrió uno de sus ojos y me regaló una sonrisa.

—¿La sangre sana?—él me miró un instante y vaciló un momento, pero al final asintió.

Extendí mi brazo ante sus ojos y accedí a que mordiera, pues me sentía culpable de las horribles mordidas de mi modo en bestia.

Drogo se lo pensó un rato, pero al final optó por tomar mi brazo y morderlo con violencia, succionando rápidamente para recibir fuerzas. 

Ahogué unos cuantos gemidos de dolor y acepté que debía de hacer esto si quería que Drogo fuera recompensado por el violento encuentro que tuvimos. 

Una vez separado de mi brazo, Drogo sanó las heridas, pero su estado mental no. Había vivido un ataque de un lobo hambriento y manipulado por la luna, ¿quién me perdonaría?  


Magic NatureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora