Primer entrenamiento

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  La hora marcaba las siete de la tarde. Me encontraría con Argos y con Dimitri en las afueras de la academia. Donde los estudiantes tenían prohibido ir, esta regla por algo así como que es peligroso o algo así había entendido. 

Me coloqué un pantalón negro y una camiseta negra, junto con una sudadera negra y me coloqué unos zapatos negros. Así me camuflaría en la oscuridad de la noche. 

Salí de los dormitorios en silencio y me oculté detrás de una pared cuando dos chicas pasaban.

  —¿Y ese olor a humano?—sentí como mi alma se iba al infierno.

La adrenalina comenzó a abrazarme, mi única salida; la ventana abierta.

Me arreglé para correr en silencio hasta la ventana, sentía las pisadas nerviosas de esas dos chicas. Salté por la ventana y caí al suelo, era bastante alto, mis tobillos sufrieron la caída.

Corrí alarmada hacia el bosque y me camuflé con respiración pesada detrás de los árboles.

Una mano se posó en mi hombro, mi cuerpo saltó del miedo y di un puñetazo a ciegas, un quejido grave sonó en respuesta.

Agudizando mi vista pude diferenciar a Dimitri riendo y a Argos sosteniendo su nariz adolorida.

—¡Lo lamento mucho!—susurré alarmada por el golpe, pero Argos negó con la cabeza y me dio la espalda para comenzar a caminar a los adentros de la naturaleza.

Dimitri estaba a mi lado, con una mano enredada en mi cintura, alerta por cualquier peligro. Listo para atacar. Argos estaba a mi otro lado, en alerta para defender.

Llegamos a un lago donde la luz de la luna alumbraba débilmente nuestros cuerpos.  

  —Iniciaremos con el combate cuerpo a cuerpo, sin transformaciones, sin nada más que el cuerpo humano—indicó el director, Dimitri se colocó frente a mí. Listo para atacar.—la posición que debes obtener es ésta Alex—asentí al verlo y coloqué mis pies uno delante del otro, cerrando mis puños a la altura de mi rostro. Comenzando a balancear mi peso en mis piernas—Lo que hará Dimitri será atacar, tú en contrario deberás defender. Sigue tu instinto—dicho esto dio la señal y el gran cuerpo de Dimitri comenzó a correr al mío.

No pude evitarlo y un grito agudo salió de mi cuerpo y comencé a correr en círculos, dejando confundido a mi contrincante, cerré mis ojos y corrí más rápido. La risa de Argos se hizo presente y me detuve, ¿había hecho mal en correr lejos de Dimitri?

Nuevamente me puse en guardia después de que Argos me explicara que debía enfrentarme, un lobo no corría de sus batallas. 

Dimitri corrió con velocidad hacia mí, doblé mis rodillas y me hice bolita en el suelo, haciendo que Dimitri siguiera directo. Nuevamente Argos negó ante mi acto que para él era bastante cómico.

Una vez más Dimitri se colocó listo para el ataque. ¡Alex! ¡Tú puedes lograrlo!

No dejaría que el miedo se apoderara nuevamente de mí. Los pasos silenciosos de Dimitri se hicieron cercanos y vi como una patada terminó en mi estómago. Caí al suelo por la fuerza del golpe y tosí desesperada en busca de aire. 

Argos suspiró decepcionado, miró a Dimitri y luego a mí

—Si no piensas poner de tu parte, nunca serás aceptada ni en mi academia ni en ninguna otra Alex... Eso es todo por hoy... espero que mañana mejores—dicho esto se fue, desapareciendo en la oscuridad de la noche.

Dimitri me tendió una mano pero miré al suelo

—Vamos a descansar Alex, debes estar cansada...—pero negué con la cabeza

—Debe haber otra forma de aprender a defenderme, alguna preparación antes de un combate cuerpo a cuerpo—dije viendo suplicante a Dimitri, él me miró pensativo y luego se separó un poco

—Pues... Argos me entrenó a mí... pero duré demasiado en aprender y yo soy un hombre lobo, no tenemos todo el tiempo contigo, pero podemos intentarlo de ese modo—dijo viendo el agua deslizarse por las piedras bajo la luz de la luna—pero no podrás rendirte.

Asentí y me puse de pie recuperando mis fuerzas

—¡Haré lo que sea! ¡Enséñame Dimitri!—con un suspiro cansado, Dimitri se sacó la camiseta y se enrolló un poco los pantalones

—Saca los zapatos y hazte el ruedo en el pantalón, también elimina la sudadera—asentí e hice lo que me ordenó, ambos caminamos al río que iba violento hacia la catarata. Dimitri saltó a una de las grandes piedras y me miró, al lado había otra. ¿Esperaba que saltara a su lado?

Tragué saliva nerviosa y me impulsé, pero al tocar la roca, mi pie se resbaló y caí al agua, empapando mi ropa y mi cabello. La risa de Dimitri se hizo presente, bufé y nadé hacia donde debía estar de pie. Subí y exprimí la tela para sacar el exceso de agua, hacía frío

—Lo primero que haremos será el equilibrio. Abre las piernas al ancho de tus hombros y ponte sobre tus dedos, no coloques todo el pie. Dobla un poco las rodillas para un mejor equilibrio, vamos a mantener esto—de su bolsillo sacó una botella de vidrio con un líquido extraño— si no te caes durante dos horas y logras mantener a salvo este regalo será todo tuyo. Créeme, lo necesitarás para las clases —me lo colocó la botella en la cabeza y mis piernas comenzaron a temblar. Una vez colocada la botella, Dimitri saltó a la orilla y me observó con atención. Mis brazos se movían buscando el equilibrio y mis músculos quemaban por el esfuerzo. El viento golpeaba mi cuerpo causando más frío.

Mi piel de los pies se adormecía y sentía como la piedra lastimaba mis pies. Mis piernas se cansaban

  —¿Cuánto llevo?

—18 segundos—dijo viendo la botella sobre mi cabeza

—¡Ya no soporto más Dimitri!—dicho esto sentí como mi cuerpo caía nuevamente, vi la mano de Dimitri, pero no era para sostenerme a mí de caer nuevamente en el agua. ¡Él solamente quería salvar la botella misteriosa de quebrarse o caer en el río!—Duraste nada más veinte segundos, nada mal para tu primera vez princesa... aunque yo duré una hora con diez minutos mi primera vez—salí del agua y miré mal a Dimitri quién sonreía burlesco. 

Tomé mis zapatos y mi sudadera y caminé fuera del bosque

—¡Te veré después de clases aquí guapa!—hice una seña con mi mano y seguí caminando, refunfuñando para mis adentros, odiando el ejercicio pues el agua helada chorreaba de mi cabellera. 

Al llegar a los dormitorios subí con agilidad y me coloqué mi pijama, necesitaba un buen descanso después de mi primer entrenamiento. Que para ser honesta, fue un desperdicio para todos, no logré nada de nada. 

Argos debía estar pensando que no tendría lo que hace falta para entrar a la academia o si quiera ganarle al más débil de la manada. 

Magic NatureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora