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Lo único que se escuchaba en aquella habitación era el tic-tac del reloj que estaba empezando a molestar a Agustín Bernasconi quien se encontraba recostado en la cama mientras escuchaba aquel molesto ruido junto con el caminar de su amigo de un lado a otro. En estos momentos podrían encontrarse en una practica de basquetball si no fuera por el idiota de su amigo quien seguía caminando impaciente de la puerta a la pared y de la pared al baño.

Hace unas semanas Ruggero estaba igual de impaciente, tonto y desconfiado por Michelle Jackson quien lo traía así, una chica timida con una belleza única, lo traía completamente en otro mundo. Michelle para opinión de Agustín era simple, femenina, linda, tímida, una buena chica a primera vista pero había algo en ella que no le daba un buen presentimiento y aunque la trataran bien algún día descubriría aquel presentimiento.

¡Podrías parar! -exclamó Agustín- Me tienes mareado, Pasquarelli -Ruggero se dio la vuelta y lo miró con el ceño fruncido- Es enserio

Tu no entiendes -Después de estar casi una hora y media caminando el chico se sentó en la silla de su escritorio- Es tarde, me dijo que me llamaría -Decía mientras miraba su celular hasta que alguien lo interrumpió-

Apenas llegara a su casa -Agustín suspiró mientras se sentaba en la cama donde antes se encontraba recostado- Me lo has repetido creo que unas 46 veces

No te burles -Dijo Ruggero entre dientes mientras miraba a su amigo fulminandoló-

No me burlo pero es la verdad, esa chica te tiene mal -Dijo Agustín mientras Ruggero seguía mirándolo de mala gana-

Me tiene enamorado -Ruggero apuntó a Agustín mientras él solamente rodeó los ojos- Eso es otra cosa.

Sí, enamorado -Bufó- He visto parejas y chicos enamorados -Dijo mientras se levantaba de la cama para acercarse a su amigo- Y tú -Lo apuntó como aquel chico había hecho segundos antes- precisamente no estas -Antes de terminar su oración Ruggero prefirió interrumpirlo esta vez-

No lo digas -Agustín simplemente se calló y volvió a sentarse en la cama- No tienes derecho a hablar, ni siquiera tienes novia

Agustín solamente calló, era cierto que no tenia novia pero era porque no quería simplemente atarse a alguien y mucho menos parecer tan idiota como su amigo. Quedaban pocos días para que acabara el verano, época de fiestas, playa y diversión en California pero ahí estaba Ruggero Pasquarelli preocupado por la chica que supuestamente amaba.

Llevaban casi un año de novios, Ruggero había quedado locamente flechado en cuanto la vio en la playa con su mejor amiga, y desde ese momento no dudo en pedirle su número para empezar a acercarse a ella, le había costado unos meses conquistarla para luego dos meses después pedirle noviazgo. Para Ruggero, Michelle era su todo, recordaba a cada momento su sonrisa, su cabello y sus ojos.

¿Michelle pensaría en él a cada momento como lo hacía Ruggero?, ¿Ella lo amaría con la misma intensidad que supuestamente él la amaba?

Sintió un leve pitido proveniente de su celular, un mensaje de nuestra querida Michelle.

Es ella -Dijo Ruggero emocionado mientras miraba su celular, Agustín sonrió de lado mirando a su mejor amigo- Es un mensaje -Rodó los ojos mientras Ruggero revisaba su celular-

¿Qué dice? -Preguntó su mejor amigo-

No puedo llamarte ahora pero ya llegué a mi casa -Repetía Ruggero lo que decía aquel mensaje de su amada y dulce novia- y una carita feliz

Que romántica -Agustín se burló de aquel mensaje mientras Ruggero volvió a mirarlo de mala manera-

Quizás esté ocupada -Defendió a su novia mientras Agustín volvió a rodar los ojos-

Enamorate (adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora