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¿No viste como te estaba tomando? -preguntó Ruggero agitado-

¿Te importa eso a tí, Ruggero? -preguntó ella acongojada- ¿De verdad te importa? -su voz temblorosa, hizo que la mirase a los ojos directamente, llenos de amargura y tristeza-

Eso idiota -Marcos se acercó nuevamente, con bastante sangre saliendo de la boca- ¿Te importa que yo toque a Valentina? ¿eres su novio acaso?

No pero... -no alcanzó a contestar, porque el cuerpo de Marcos se abalanzó contra él, golpeándolo también en toda la cara- Oh no idiota, esto no se queda así –Ruggero trató de hacer fuerza para poder darle un buen golpe, pero no resultó porque sintió una fuerte presión en su pecho, Marcos le había dado una patado-

Unos golpes iban y otro se los devolvía provocando que sus caras y bocas comenzaran a sangrar continuamente.

¡Que alguien los detenga! -gritó Valentina- ¡Simón! separalos -el gemelo que miraba asombrado la escena, tomó a Marcos por los hombros, separándolo de Ruggero-

¡Eso sostenlo! -exclamó Ruggero- Así puedo golpearlo mejor -Jorge se acercó a la escena al ver todo el alboroto que se estaba formando y vió a su amigo ahí, se dió cuenta de que iba a golpear a alguien y lo detuvo a tiempo tomándolo por la espalda- ¡Suéltame! -gritó el- ¡Jorge suéltame!.

Tranquilízate -le murmuró. Un minuto después de empujones y suspiros, ambos se tranquilizaron- ¿Estas bien?

Si, si -susurró mirando mal a Marcos- No te atrevas a tocarla más -se dirigió a Marcos-

Yo la tocó cuando quiero -le respondió Marcos a lo que Ruggero se enfureció de nuevo y quiso acercarse a golpear de nuevo, pero Valentina se puso delante de él-

Detente Ruggero -lo alejó- Has hecho mucho alboroto por nada -lo tomó del brazo y lo alejó de ahí ante las miradas de todo-

¡Te estaba tocando ahí! -exclamó mientras se dirigía a la salida- No podía permitirlo.

No tenías derecho -dijo enojada y paró, en la salida del lugar- Eres un idiota Ruggero, así que ahora ¡Vete! -le gritó-

No, no me iré -a pesar del molesto dolor en la mejilla, en su estómago y pecho, siguió ahí hablando- No me iré sin ti -se acercó a ella y la tomó bruscamente por la cintura- Nos quedamos, o nos vamos, tu escoges -trató de sonreírle-

Suéltame -susurró ella nerviosa por la cercanía ¿Por qué Ruggero le hacía esto?- Suéltame por favor

No -la apretó mas- No te soltaré -la miró directamente a los ojos, aquellos ojos grises que meses atrás le habían lanzado un hechizo-como creía el-.Y entonces ahí a la luz de la luna, con el frío carcomiendo los huesos, con el dolor incipiente en su mejilla se dio cuenta de que había sido un verdadero tonto en dejarla ir, de que la había extrañado conscientemente y que aún no sabía como había podido vivir sin esos labios, ni esos ojos que lo miraban como perro abandonado- No me pidas que lo haga porque no lo haré.

No hagas esto Ruggero -ella puso las manos sobre su pecho- Debo irme -miró hacia atrás, no veía a nadie de sus amigos, supuso que estarían ayudando a Marcos- Vete.

Me voy -la soltó, pero volvió a tomarle la mano- Pero contigo.

Quiso de verdad reclamarle, sabía que debía reclamarle, pero no pudo hacerlo, no le dijo nada y se guió por él. Ruggero la metió dentro del auto, no dijo ninguna palabra y comenzó a conducir con dirección a su casa, la tenía ahí con él y hablaría seriamente con ella.

Te sangra el labio -murmuró ella- Tienes que curarte, se te infectara.

¿Puedes hacerlo tú? -le preguntó con la mandíbula apretada-

Enamorate (adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora