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Día domingo, día familiar, día de descanso. Karen subió las escaleras con la ropa destendida de Ruggero en sus brazos. Recordó que la chica de la noche anterior se había quedado en la casa y tocó levemente la puerta, para no despertarlos o encontrarse con alguna escena no muy cómoda.

Al esperar unos minutos, la puerta aún no se abría por lo que decidió entrar muy despacio. Sonrió un poco incomoda al notar como su hijo dormía plácidamente abrazado a la chica, ambos estaban desnudos y respiró profundamente, hace mucho había aceptado que su hijo era mayor y que escenas como estas, algún día tendría que verlas pero una duda entraba en su cabeza ¿Michelle no era la novia de su hijo?

¿Ruggero estaría engañando a Michelle?, pues ni modo, no podía entrometerse en aquel asunto pero igualmente hablaría con él.

Ruggero despertó por los leves rayos de sol que entraban por la ventana. Bajó un poco su cabeza e hizo un gesto somnoliento, cerró los ojos por un momento y los volvió a abrir al sentir como su mano estaba puesta sobre una piel muy suave. Levantó su cabeza y la vio. Un revoltijo de cabello negro yacía sobre su pecho, y una fina mano apretaba su cadera. Estuvo desorientado por unos segundos, tratando de analizar todo lo que había sucedido horas antes y el día anterior.

Dejó caer su cabeza sobre la almohada suspirando. Había vuelto a acostarse con Valentina y quizás no lo debiera haber hecho. Su mente y sus sentidos combatían entre sí, ante esta situación poco cómoda. Había descubierto que su novia, que su tan adorada Michelle era lesbiana y aún estaba consternado ante la situación. Para un hombre, era simplemente humillante que su novia lo engañara y más con otra mujer, y no era por ser machista, si no era porque al ser esto posible, significaba que él era un fracaso como novio y hombre.

¡Su primera novia y había fracasado!, si, de verdad era un tonto y ¡Nunca mas volvería a tener novia!

Ya no estaría para nada serio y comprometedor, ¡Diablos!, todo resultaba tan traumático cuando se ponía en todos los puntos de vista.

Y aunque no quisiera tener nada con alguna chica, la vida podía estarse burlando de él en aquel preciso instante, porque irónicamente tenía a una chica en sus brazos. Claramente no jugaba al mismo bando que su ex-novia, pero ahora que lo pensaba bien, ella podría haberle dado un indicio de lo que sucedía. ¡Ella sabía porque se había infiltrado en aquel instituto!, claro que lo sabía es más lo tenía amenazado y aún así nunca le dijo todo lo que sucedía, él había hecho el ridículo con las tontas faldas y las pelucas y ella aún así ni se inmutó en decirle algo, algo que calmara su desesperación.

¿Pero realmente Valentina tendría algo de culpa?

Se sentía tan contrariado al querer responder aquella pregunta, porque su mente podía dividirse en dos inmediatamente, podía congeniar de dos formas diferentes y eso no le ayudaba en nada. Primero que todo pensaba que Valentina no tendría culpa, porque en el final de los casos, ¿ella no estuvo involucrada en nada o si?, pero por otra parte quizás, si tan sólo quizás ella le hubiese dicho lo que sabía, a penas lo había descubierto, todo habría sido tan distinto, él se habría dado cuenta de todo antes y no habría hecho tal espectáculo, ahora corría el riesgo que la directora del instituto lo descubriera o aún más grave, tomara acciones legales contra él, por haberse infiltrado, ya que al ser mayor de edad todo podía suceder.

Y ahora quedaba que Michelle, no hablara nada, no dijera nada, él simplemente se sacaría a si mismo y Agus de aquel problema en el cual nunca debió meterse.

Un suspiro volvió a oírse en su habitación, últimamente suspiraba demasiado, y es que todo lo que estaba viviendo era tan dramático, que podía llegar a ser hasta un poco cómico, ¿Algo podría ser dramático y cómico a la vez? si claro que sí, él era el claro ejemplo de aquello.

Enamorate (adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora