Sin saber por que sus manos empezaron a sudar y a temblar ¡No sabía que hacer, ni que decir!Esperaron unos segundos frente a la puerta, hasta que se abrió y dejo ver a su profesora de literatura, vestida ligeramente informal.
¿Valentina? -la miró extrañada- ¿Que haces aquí?
Pues -pensó- Estoy en casa madre -sonrió-
Que te dije ayer -suspiró ella, mirándola- ¡No deberías haber salido del instituto!, ¡Estas castigada! -se sintió incomodo al oír la discusión de madre e hija y se acordó de sus días de adolescente rebelde, cuando nunca le hacía caso a su madre y las discusiones como estas eran muy comunes-
No grites -dijo ella- Tenemos visita -miró a Ruggero- Sé amable Lucila -sonrió con sarcasmo en sus ojos.
La madre de Valentina lo miró sorprendida, al parecer recién se daba cuenta de su presencia.
Annie -sonrió ella con incomodidad- Disculpa el grito, es que Valentina, ella bueno.. -al ver como no le salían las palabras, intervino-
No se preocupe profesora -le sonrió para hacerla sentir bien- Todo esta bien.
Que linda -murmuró con ironía Valentina- Bien mamá, ahora que has dejado de gritar y todo ¿podemos pasar?
Claro que sí -dijo amable, mirando a Ruggero- Y Annie mientras estemos fuera del instituto dime Lucila -sonrió- Pero solo afuera eh -rió- Que dentro del instituto sigo siendo tu profesora -él asintió para luego dirigirse en lo que sería la sala-
Se acomodó en el confortable sofá, Valentina y su madre habían ido a quizás donde hablar a solas y él había quedado solo en la sala. Miró a su alrededor y pudo fijarse que en las paredes de la sala habían un sin fin de fotos, acomodadas de forma armoniosa.
Una niña, una mujer y un hombre, los pudo reconocer fácilmente. Valentina y sus padres. Inconscientemente se acercó hasta la pared y miró las fotos muy detalladamente, la foto irradiaba felicidad, un parque y una niña en brazos de su padre mientras Lucila aparecía de lado sonriendo, Valentina podía ser muy parecida a su madre, pero tenía aquellos ojos azules heredados de aquel hombre de pelo castaño.
Se preguntó donde estaría ese hombre, ya que nunca había escuchado mencionar a Valentina sobre él. Observó mas fotos de ella cuando pequeña y pre adolescente, se preguntó como una niña podía cambiar tanto, en las fotos se veían tan feliz, amable y ahora era tan agresiva y rebelde.
Escuchó unos pasos acercarse y se dirigió nuevamente al sofá como si no se hubiese quedado pegado viendo las hermosas fotos.
Bien -entró Valentina- Llegó la hora de actuar -rió y acto seguido entró Lucila detrás de ella
Ahora Valentina, explicame bien como es que estas aquí, siendo que te dije que no podías salir del instituto, no tienes moto y estas castigada -Valentina se sentó a su lado-
Bueno, como sabes querida madre, Annie -lo miró- Es mi compañera de cuarto y pues estaba en el instituto cuando me fuiste a dejar. Le comenté el tema de la moto -mintió- Y pues se ofreció a ayudarme, su tío tiene un taller donde puedo llevarla, además ayer hablé con ella y me hizo entender que lo que había hecho estaba mal -¿de que estaba hablando Valentina? No entendía nada, pero estaba obligado a mantener la tonta sonrisa amable- No debí haber salido, ni haberte mentido, ni haber chocado la moto -trató de esconder lo sorprendido que se encontraba- Y bueno, pensando y reflexionando con Annie -volvió a mirarlo dándole la señal de que debía seguirle la corriente- Me di cuenta de que voy a cambiar -sonrió y por primera vez la notó falsa- Te haré caso, no saldré a fiestas, y trabajaré duro para arreglar mi moto, y Annie me ayudará, ¿cierto Annie? -Lucila sorprendida por las palabras de su hija, lo miró y se puso nervioso- ¿No es así Annie? -volvió a decir.
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Enamorate (adaptada)
Fanfic¿Crees estar enamorado? ¿Estas seguro, Ruggero? La obsesión de este chico por su novia lo hace cometer locuras muy grandes. Inseguro de si mismo cree que su novia no le corresponde en sentimientos por lo que comienza a pensar que esta lo engaña. Lle...