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Unos segundos después, él miro hacia al frente desconcertado.

¿Había visto una lágrima salir de su ojo? ¿La había hecho llorar?

Aquello era lo que menos quería provocar, hacerla llorar, por eso había cortado todo. Se sintió demasiado culpable de haber terminado con alguna esperanza que ella tuviera, pero Valentina debía entender más que nadie su situación.

Quizás había sido cruel o poco sensible o muy brusco, pero a ella no podía ni debía mentirle. Y eso era lo que sentía en ese momento, quería mucho a su Valentina, le encantaba le gustaba, pero sabía que Valentina podía confundir los sentimientos, y él no estaría dispuesto a involucrarse en otra relación ahora.

¿Por que las mujeres debían siempre confundir todo?

Encendió el auto y salió del barrio de Valentina rápidamente, trató de tranquilizarse a medida que avanzaba por las calles y al parecer logró conseguirlo en cuanto llegó a su casa. Para ese entonces, era de noche, había ido a casa Agustín, aunque fuese muy tonto ya que a penas se había visto hacia unas horas, pero necesitaba contarle lo que le había dicho a Valentina.

Eres un tonto -lo miró serio- Sé que estas un poco sensible -Ruggero había fruncido el ceño ante esta palabra- Pero fuiste muy cruel -hizo una pausa- Pero son tus decisiones y te apoyaré, supongo -se encogió de hombros- Espero no te arrepientas.

Eso espero -había susurrado-

Todo resultaría bien, sabía que si Valentina hubiera quedado dolida, se le pasaría luego, ella era una persona fuerte y no se dejaba amargar por cosas vagas, todo lo superaba con fuerzas y con el carácter que poseía. Su madre debía estar dormida o leyendo algún libro en su habitación, ya que todo estaba apagado en el primer piso, subió hasta su habitación, que también estaba con la luz apagada, y sin si quiera hacer el esfuerzo de prenderla, entro en ella y se comenzó a desvestir, necesitaba recostarse y tener la típica charla con su almohada. Acomodó su ropa por ahí, y sólo quedó en bóxer. Se lanzó a su cama con bastante fuerza, y escuchó un chillido.

¿Que diablos? -se paró de la cama y encendió su lampara de noche, en la cama pudo ver a su prima acostada, con una mano en su cabeza- ¿Lodo? -preguntó extrañado- ¿Que haces aquí?

¡Auch! -exclamó- Duele -dijo sobandose la cabeza, Ruggero se acercó algo preocupado y tomó su mano-que tapaba su cabeza-y vio si tenía algo, mas que mal se había lanzado con mucha fuerza-

Lo siento, no te vi -se separó un poco y la miró-

Debí haber avisado que estaba aquí -sonrió un poco y acomodó su cabello mejor, sintió el olor a vainilla proveniente de Lodovica- ¿Como estás? -preguntó con voz sensual-

Bien -la miró raro, Lodovica se estaba comportando raro, llevaba nuevamente ese pijama diminuto, su pelo suelto y salvaje, estaba esperándolo en la cama y además le hablaba de manera sensual- No me dijiste ¿que haces aquí?

Ah eso -ella se paró de la cama, para quedar a la misma altura de Ruggero- Bueno, estaba aburrida, y dije a lo mejor mi primo lindo me entretiene en algo, pero no estabas así que estaba esperándote -se acercó a él lentamente-

Así que eso eso -murmuró alejándose un poco de ella- Pero sabes estoy un poco cansado, la playa, tu sabes quiero dormir -se dio media vuelta, para abrirle la puerta de la habitación, pero ella lo tomó del brazo fuertemente y lo hizo girar, quedando así ellos dos a unos pocos centímetros de distancia- Lodovica -murmuró, mirando los brazos unidos- Quiero dormir -susurró-

¿Seguro? -también susurro en tono bajo- Podríamos hacer otras cosas -Ruggero aguanto la respiración al notar como su prima tomaba sus manos y las ponía sobre su trasero, sobre su perfecto y redondo trasero que apenas lograba taparse con el pequeño short que tenía por pijama.- Dios Ruggero, estoy caliente -susurró en su oído y el se estremeció. ¿Por que prima se comportaba así?-

Enamorate (adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora