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Se recostaba de lado, miraba la pared, volvía a correrse y ahora observaba el techo. Un movimiento más y quedó mirando la cama de su amigo, ¿no podía quedarse quieto? No claro que no. Pensaba en lo que había ocurrido horas antes, y se volvía intranquilo

¿Por que besó a Valentina?, ¿por que la tocó?, ¿Por que no la apartó?, o simplemente ¿Por qué le gustó?

Valentina Zenere no era precisamente el tipo de chicas que le gustaba o le atraía. Antes de que Michelle apareciera frecuentaba mucho chicas, rubias, o castañas con buen cuerpo, amables, simpáticas, un poco chillonas pero en fin le daba lo mismo -en aquel tiempo- luego apareció su novia siendo todo lo contrario a esas chicas, era tierna, retraída, tímida -como había creído- y se dio cuenta de que chicas como ella, le volvían loco...hasta ahora.

Los albores del día se estaban haciendo presente y Ruggero recién cerraba sus ojos tranquilo. Un pestañeo y sintió peso sobre su cama, quiso no creerlo, hasta que escuchó su voz

¡Levantate!, ¡Ruggero levántate! -exclamó ella, moviéndolo de un lado a otro-

¡Para! -dijo harto- Es domingo -murmuró mientras, se sentaba en la cama. La observó y estaba vestida, ¿cuando lo había hecho? Ni si quiera la sintió-

Sé que es domingo -dijo en tono obvio- Pero por lo mismo, necesito que levantes tu hermoso trasero y te vistas como Annie, vamos a salir -¿salir? se preguntó-

¿Vamos?, ¿tu y yo? -sin querer, las preguntas sonaron, burlonas e incrédulas, cosa que molestó a Valentina-

Si tu y yo -lo jaló por el brazo, haciendo un poco de fuerza para sacarlo de la cama- Vistete y apurate, no tenemos tiempo.

No quiso hacer fuerza para retenerla, y alejarla por lo que le hizo caso y se dirigió al baño, lanzando unas cuantas maldiciones.

Ya estaba listo, la maldita peluca estaba bien acomodada, llevaba unos pantalones, algo apretados, un poleron blanco y nada más, era domingo y quería sentirse cómodo pero como chica. Salieron del edificio, y atravesaron el campus, sin decir alguna palabra ¿y es que era necesario? Quizás, si, quizás no, se decía Ruggero.

Siguió el paso de la chica frente a él y trató de apartar la vista de ella pero le era imposible con su caminar tan singular, con las ondas de su cabello revoloteando, con esa postura tan firme y tan femenina a la vez se le hacía muy difícil. Nuevamente y como toda la madrugada anterior recordó, lo que había sucedido la noche anterior. El no tan vago recuerdo de su cuerpo sobre él, besándolo y acariciándolo no se podía borrar de su mente, la pregunta era porque no se borraba.

¿Por que le había gustado? -dijo una voz en su mente-

Sí, podría ser, Valentina es guapa y cualquier chico quisiera estar con ella, otro tema era que ella no quisiera estar con cualquier chico -esto último lo había deducido por su actitud firme- y esto era lo que lo confundía, ¿Por que se le había lanzado de aquella manera?.

¿Por que nunca había sentido aquello? -volvió a decir aquella voz-

Estaba claro que las sensaciones que le brindó Valentina la noche anterior, lo habían encendido de una manera brutal y casi animal, pero ponía en duda el no haberlo sentido nunca....quizás Michelle alguna vez...

No se, dijo breves segundos después. Michelle nunca le había hecho sentir aquella pasión y aquel fuego como lo había hecho ella.

¡Hey! -miró a su lado y se dio cuenta de que habían llegado a los estacionamientos- ¡Ruggero!-la miró mal al oír su nombre- Perdón Annie

¿Que quieres? -Pregunto Ruggero de mala manera-

¿Como que 'que quiero? -lo miró mal, ahora ella- ¿Donde está tu auto? -preguntó mirando alrededor de de algunos auto-

¿Para que quieres saber donde está mi auto? -preguntó extrañado con su voz natural, ya no era necesario fingir, no con Valentina-

¿Para que me lleves? -volvió a decir en tono obvio-

¿Donde tengo que "llevarte"? -enfatizó la ultima palabra-

Pues a mi casa -volvió a decir con ese tono que hacía enfadar Ruggero- Me confiscaron la moto -mintió o como ella solía decir, omitió información, y en este caso no le dijo que su moto estaba totalmente destruida- Estoy castigada encerrada, y tu me llevaras a mi casa, y hablaras con mi madre, así de simple -se encogió de hombros-

No lo haré Valentina -la miró directo- No soy chofer, no soy niñero ni relacionador público -su tono serio, no logró asustarla, no a ella-

¿Estas seguro que no lo harás? -se acercó un poco a él, y este por inercia- Excusa del miedo y nerviosismo que se apoderada de él -retrocedió un paso-

Valentina no lo haré -volvió a repetir- No debo porque hacerlo, no es mi culpa que tú seas una -lo interrumpió-

Bien -sonrió- Si no haces lo que te digo, me veré obligada a ir hablar con el director que justamente, hoy está en su oficina -Se giró con dirección al campus- Le agradara escuchar la historia de un muy buen infiltrado -rió con maldad y comenzó a caminar-

El miedo se apoderó de él. La creía muy capaz de hablar y si esto sucedía su plan se iría a la mierda.

¡Valentina! -corrió tras ella- ¡Valentina! -la tomó del brazo- Espera por favor -Ella se detuvo mientras lo miraba con una expresión burlesca-

¿Harás lo que te digo? -le sonrió-

Yo, esta bien haré lo que digas -suspiró resignado-

No sabía por que Valentina estaba castigada -aunque se podía imaginar cualquier cosa, conociéndola- no sabía donde estaba su casa y no sabía que debía hablar con su mamá pero debía hacer todo aquello, porque o si no la hermosa criatura que ahora tenía en el asiento de copiloto, diría toda la verdad frente a las autoridades y todo lo que había logrado se caería en mil pedazos.

Valentina lo guió hasta lo que era una hermosa casa, ubicada en un buen barrio.

¿Vives aquí? -le preguntó una vez que estacionó el auto frente a la casa-

Aja -murmuró mirando el vecindario por la ventana. Ruggero la miró, estaba calmada y serena-

¿Como podía estar tranquila después de lo de ayer? Él casi había desfallecido con sus caricias y el recuerdo de su cuerpo no podía salir de su mente pero ella, ella estaba tranquila como si nada hubiera pasado....como si fuera otra situación más...como si él solo fuera otro en su caótica vida....¿eso era no?

¿Que debo decirle a tu madre? -le preguntó para hacerla volver en sí-

Sólo sigueme la corriente -le guiñó un ojo- Pero te advierto algo Annie o mejor dicho Ruggero, tu dices algo incorrecto o fuera de lugar y te pateo las bolas ¿has entendido? -se extrañó que le sorprendiera aquel comentario, se lo esperaba pero aún así, esas palabras lo habían tomado por sorpresa-

Se bajaron del auto, dirigiéndose a la puerta de la casa y Valentina tocó el timbre, supo que ella no traía llaves.

Enamorate (adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora