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7 horas, 2 minutos.

Lo despertó el timbre del teléfono y al levantar la cabeza de la mesa, el cuello le envió una punzada de dolor al cerebro. La brusquedad del despertar fue paralela a ese dolor.
—¡Ay, ay! —se quejó tratando de flexionar el cuello para librarse del anquilosamiento.

Casi no lo logró, así que se levantó y fue hacia el teléfono, moviéndose lo mismo que un muñeco articulado que iniciase su andadura. No sólo era el cuello, a causa de haberse quedado dormido sobre la mesa, sino los músculos, agarrotados, y la sensación de mareo producto del súbito despertar, unido a la larga noche de estudio a base de cafés y colas.

En quién primero pensó fue en Yoongi, Jin,Taehyung y Namjoon.

Sus padres nunca podían ser. Nunca llamaban y mucho menos a una hora como aquella. ¿Para qué? Así que sólo podían ser ellos, los muy...

Levantó el auricular, pero antes de poder decir nada escuchó el zumbido de la línea al cortarse.

Volvió a dejar el teléfono sobre la mesa y bufó lleno de cansancio. Espero un par de segundos, luego se desperezó. Tenía la boca pastosa, los ojos espesos y la lengua pegada al paladar. Debía haberse quedado dormido aproximadamente hacía tres horas. Las primeras luces del amanecer asomaban ya al otro lado de la ventana.

Miró los libros.

Él estudiando y los demás de marcha. Genial.
Claro que a Taehyung le importaban un pito los estudios, y Jin ya había dejado de darle al callo. Pero en cambio, Yoongi y Namjoon...

La llamada repitió cuando se echaba agua a la cara por segunda vez. Cogió la toalla y se secó mientras se dirigía de nuevo hacia el teléfono.

—Sección de Voluntarios Estudiosos y Futuros Empresarios —anunció—. ¿Qué clase de zángano y parásito nocturno osa?
Nadie le rio la broma al otro lado.

—Jungkook —escuchó la voz de Taehyung.

Una voz nada alegre como solía ser.

—¿Qué pasa? —frunció el ceño instintivamente.
—Oye, antes de que esto pueda cortarse de nuevo... Estamos en... bueno... es que...

—¡Díselo! —escuchó claramente la voz de Jin por el hilo telefónico.

—Tae, ¿qué ha ocurrido? —gritó alarmado Jungkook.

—Yoongi tomó una pastilla, y le ha sentado mal.

—¿Una...? —se despejó de golpe—. ¡Mierda! ¿Qué clase de pastilla?

La pausa fue muy breve.

—Éxtasis.
Fue un mazazo. Una conmoción.
¿Yoongi? ¿Un éxtasis? Aquello no tenía sentido. Estaba en medio de una pesadilla.
—¿Qué le ha pasado? ¿Donde están?

—En el clínico. Lo hemos traído porque... bueno, no sabemos qué le ha pasado, pero se ha puesto muy mal de pronto y...

—Deberías venir, Kook. —escuchó de nuevo la voz del mejor amigo de Yoongi por el auricular, Jin.

—Los médicos están con él —continuó Tae—. Pensamos que deberías saberlo y estar aquí.

Se puso de pie.

—Salgo ahora mismo— fue lo último que dijo antes de colgar.

ALERTA ROJADonde viven las historias. Descúbrelo ahora