38

356 72 5
                                    

18 horas, 24 minutos

Fue al detenerse el taxi en un semáforo cuando Jin rompió el silencio.

—Jungkook es alucinante.

—¿Por qué? —preguntó Taehyung, aumentando la fuerza en su mano formada en puño.

—¿Tú qué crees? —lo dijo como si pareciera evidente—. Sale del hospital esta mañana hecho una furia, con Yoonnie medio muerto, y se mete a buscar al tipo que anoche...—miró al taxista y no siguió hablando.

—Pero tiene razón —intervino Nam—. Si conseguimos una pastilla de esas...

—Los médicos están bastante despistados, ¿no? —manifestó el menor de todos.

—A mí me da un poco de miedo, por no decir mucho —plegó los labios Jin.

—¿Miedo?

—Yo estoy en coma, y tú te encuentras cara a cara con el tipo que me ha dado eso. ¿Qué haces, le dices que necesitas otra pastilla para ver si así me salvas o le das de golpes?

Namjoon parpadeó.

—Oye, ¿no irás a pensar que Kookie...? —dudó Tae.

—Solo digo lo que hay —repuso.

—Pero lo importante es conseguir esa pastilla —convino Nam.

—Ya, nos acercamos y le pedimos una. ¿Crees que el tipo va a estar tan normalito?

—De entrada, el tipo no sabe que tú estás en coma —dijo Taehyung—, así que normalito sí va a estar.

—Otra cosa es que tras conseguir la pastilla, si es que Kook tiene la suficiente sangre fría como para esperar, después...—aventuró de nuevo el castaño.

—¡Eh!, no somos héroes de cómic. —dijo Jin.

—¿Has visto cómo se ha puesto Jeon esta mañana con nosotros? —puso el dedo en la llaga—. ¿Te imaginas con ese camello?

Jin volvió a mirar al taxista. Parecía muy ocupado controlando el tráfico de última hora de la tarde.

—Esas personas son peligrosas —advirtió.

—¿Ese? No era más que una mierda —dijo negando con desprecio.

—¿Y si lleva un arma?

—Oye —Taehyung miró a Jin—, ¿qué te crees, que esto es Nueva York o qué?

—Bueno, sea como sea nosotros somos cuatro —terció.

—Me sigue dando miedo Jungkook. Está loco por Yoongi.

Taehyung bajó la cabeza y asintió. Ese pensamiento los mantuvo en silencio en los instantes siguientes. El taxi paró en un nuevo semáforo. El taxista les lanzó una mirada distraída por el retrovisor interior. La detuvo sobre Jin, bastante rato, casi todo el que duró la espera ante el semáforo. Jin se la acabó devolviendo, y el hombre retiró sus ojos.

—¡Vamos ya, que está en verde! —protestó levantando una mano en dirección al vehículo que le precedía.

ALERTA ROJADonde viven las historias. Descúbrelo ahora