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9 horas, 17 minutos.

Al llegar al portal del edificio, los dos aminoraron el paso de forma se detuvieron como si se les hubiese terminado la energía. Nam, que llevaba a Jin cogido por los hombros, fue el que se colocó delante del contrario para besarlo. Él se dejó hacer, sin colaborar, sin reaccionar.

—No es conveniente que te quedes solo.

—Ya. —Jin plegó los labios.

—Dije que estaría todo el fin de semana fuera. —comentó Nam—. Si aparezco a esta hora del sábado van a creer que ha pasado algo. No esperaba que ocurriera algo así.

Le dio un beso en la frente y Jin cerró los ojos. Luego él lo atrajo hacia su pecho y lo acarició.

Acabaron entrando en el portal en silencio, todavía abrazados, revestidos de ternura, hasta que la aparición de una vecina en las escaleras los hizo separarse.

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