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8 horas, 12 minutos

Volvieron a tropezarse con Jungkook frente a la puerta de acceso a urgencias. Salía de la zona de las habitaciones, allá donde ellos no habían conseguido entrar, y pudieron percibir claramente las huellas del llanto en sus ojos. Tenía las mandíbulas apretadas.

—¿Lo has visto? —se interesó Jin.

—Sí.
Iba a preguntar algo más, pero no lo hizo al ver la cara de su amigo. Por el contrario, fue él quien formuló la siguiente pregunta.

—¿Llamaron a Jimin?

—Sí.

—¿Qué ha dicho?

—Hablamos con su madre. No ha querido despertarlo. Solo le faltaba esto tal y cómo está él.

—¿Tienen alguna píldora más de esas?—preguntó de pronto Kook.

—No.

—Sí pudiéramos conseguir alguna, tal vez...

—Sí, ya lo sabemos —asintió Namjoon.

—¿Adónde van? —les preguntó de nuevo.

—A casa, a dormir un poco. —suspiró Jin.

Jeon no lo miró a él, sino a Taehyung.

—¿Se van a dormir? —espetó.

—¿Qué quieres que hagamos?

—¿Él está muriéndose y ustedes se van a dormir tranquilos? —insistió él.

—¡Estamos agotados! —gritó Taehyung sorprendiendo a todos— no creas que eres el único que le importa YoonGi.

Parecía no podérselo creer.

—¿Te pasas los fines de semana enteros bailando, de viernes a domingo sin parar, y ahora me vienes con que estás agotado un sábado por la mañana? —levantó la voz preso de su furia.

—Ya, Kookie. —trató de calmarlo Nam.

—Todos estamos...

Nadie hizo caso ahora a Jin, Jungkook seguía dirigiéndose a Taehyung.

—Fuiste tú quien compró esa mierda, ¿verdad?

—Oye, ¿de qué vas?

—¡Fuiste tú!

—¿Y qué si fui yo, eh? —acabó disparándose Taehyung—. ¿Qué pasa contigo?

—¡Maldito idiota!

Se le echó encima, pero Namjoon estaba alerta, y era más fuerte que él. Lo detuvo y lo obligó a retroceder, mientras Jin se ponía también en medio.

—Vamos Jungkook, cálmate —pidió Namjoon—. No ha sido culpa de nadie. Y tampoco de él. Fue Jackson el que trajo al tipo y el que...

—¿Estaba ese imbécil? —abrió los ojos.

—Sí —reconoció Nam.

La presión cedió, los músculos de Jungkook dejaron de empujar y Namjoon relajó los suyos. Taehyung también relajó los suyos y respiró con fuerza, apretando los puños, dándoles la espalda mientras daba unos pasos nerviosos en torno a sí mismo. Jin quedo en medio, abrazándose.

En ese momento cuando las puertas de urgencias se abrieron par en par y, corriendo, entraron varias personas llevando a un niño lleno de sangre en los brazos.

El lugar se convirtió en un caso de gritos, voces y carreras.

ALERTA ROJADonde viven las historias. Descúbrelo ahora