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19 horas, 16 minutos

Jungkook no esperaba aquella reacción de Taehyung.

—¡Ya lo sé, ya lo sé! ¡Pero no ves que le estoy siguiendo! —gruñó para sí mismo—. ¡Vas a hacer que...!

Claro, con sus gestos, Taehyung acababa de dar la certeza final.

Era él.
El camello que le había vendido a Yoongi aquel caballo blanco y mortal.

El resto estalló ahí mismo, entre sus manos, en su mente, en cuestión de un segundo.

El hombre girando la cabeza, reaccionando con miedo, echando a correr hacia la salida.

Si se escapaba, perderían su última oportunidad.

—¡Jin, Nam! —gritó aún sabiendo que era inútil—. ¡Va hacia ustedes! ¡Deténganlo!

Empujó a cuantos encontró por delante, sin miramientos, derribó a una chica, hizo caer algunos vasos y manchó a otros muchos al salpicarles con el vaivén de sus propios vasos. Un murmullo de ira arropó sus movimientos junto a la música que seguía machacando sus sentidos. Pero para él lo único que contaba era atraparlo.

Atraparlo.
Solo que el camello parecía haber tomado ya una sustancial ventaja de su huida.

ALERTA ROJADonde viven las historias. Descúbrelo ahora