ALERTA ROJA

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18 horas, 32 minutos

Jungkook ya había visto el taxi, primero porque su velocidad decrecía, después por el intermitente indicando que se detenía, y, finalmente, porque sentados detrás contó tres cuerpos. Cuando el vehículo se detuvo, abrió la puerta. Taehyung fue el primero en bajar, ignorando a Jungkook, seguido de Jin y Namjoon quienes lo saludaron con un fuerte abrazo.

—¡Jeon! —expresó su liberación de tensión—. ¿Cómo te lo has montado?

—Por Jackson.

—¿Has localizado a Jackson? —abrió los ojos Jin.

—Primero he estado en su casa.

—Lo suyo es demasiado —reconoció Taehyung.

El taxista les dirigió una última mirada, sobre todo a él, y luego arrancó alejándose de allí.

Se quedaron solos.

—¿Dónde está? —quiso saber.

—En una discoteca, cerca de aquí.

—¿Seguro?

—Jackson me ha dicho que sí, que a esta hora y en sábado suele estar siempre ahí.

—¿Qué hacemos?

Se miraron los cuatro. Las diferencias de la mañana habían desaparecido. Eran cuatro amigos unidos por las circunstancias, pero también por algo surgido más allá de ellas. Algo que sólo conocían ellos mismos, igual que lo conocían todos los que compartían un mismo sentimiento común en la adolescencia.

Por lo general, ese sentimiento desvanecía después.

Aunque eso aún no lo sabían, lo intuían por la vida de sus padres.

—Vamos ya, ¿no?

—Espera —le detuvo Jin.

Jungkook sintió la presión de la mano de su amigo en el brazo. Se detuvo y lo miró a los ojos. Los tenía enrojecidos, y no era necesario preguntar por qué.

—Tranquilo —musitó comprendiendo el tono de su inquietud—. Lo primero es Yoongi.

Entonces Jin lo abrazó.

—Lo extraño.

Un abrazo cálido, de corazón, preñado de emociones sin medida. Y él le correspondió con la misma intensidad.

Fue lo último antes de que los cuatro echaran a andar calle arriba.