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Parado frente a la inmensidad del mar, muerto de miedo, solo quería que acabase,que el dolor se disipara. Decidí acercarme al borde, tenía la intención de saltar y que todo acabara. Una vez mas las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, cuando estaba al límite y tenia decidido saltar una voz me detuvo.

Fue Julio quien me detuvo, estaba allí con las rodillas incadas en el suelo.

-Detente, por favor no lo hagas.- Dijo con una voz grave.

Me sorprendió que el mas chulo de mi aula viniera a detenerme y para ser sincero no me importaba una mierda que estuviera allí solo quería salta. Él en ese instante se acerco, me cojió del hombro y me arrastro.

-¿Por qué cojones a venido aquí? ¿Por qué no haces mas que molestarme?¿ Qué e hecho?- le dije gritando..

-Relajate.-Dijo, con un tono serio llevandome hasta la carretera.-No puedo dejar que hagas eso, no me gustaría ver como otra persona muere en este lugar.

Sabía que en ese lugar habían muerto mas personas, pero no se porque le importaba tanto, y tampoco sabía como me había encontrado allí. Por primera vez en mucho tiempo me sentí feliz, me alegré de que a alguien le importara.

-¿Por qué ibas a hacerlo?- Exclamo mirándome a los ojos, unos ojos verdes perfectos.-¿Es que te has vuelto loco? Se que tienes problemas pero no puedes hacer esto, imagínate tus padres, tus abuelos, César no vuelvas a venir aquí.

-Déjame, no sabes nada de lo que me pasa estoy arto de esta puta mierda, todos los días son iguales llorar y más llorar, una monotonía que me absorbe la energía y la que no puedo seguir aguantando más tiempo.-Dije cuando las lágrimas salían de mis ojos y no podían parar.

-Vamos, te llevaré a casa.

Asentí y lo seguí hasta su moto.

Límite (Erótico-Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora