3.

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Sentía que tenía el control, quería saber por qué se estaba molestando en ayudarme, en el fondo me sentía agradecido pero algo hacía que todo esto me resultara mas que extraño.
-Joder, César sabía que ibas a hacer alguna gilipollez y el primer sitio que me vino a la mente fue el acantilado. -Dijo quejándose.
-Y... ¿Por qué te has sentado conmigo hoy?- Tenía la necesidad de hacer preguntas y tenía que aprovechar el momento.
-Por que... pensaba que querrías contarme que te ocurre y yo te podría ayudar, no quiero que esa situación vuelva a ocurrir.
Sus palabras me conmueven y entro a clase me siento en mi sitio y me recuesto la cabeza sobre la mesa con los brazos apoyados en esta para que no se vieran mis ojos rojos. Escuché como entraba y se colocaba a mi derecha, me aparto las manos y se quedó fijo mirándome los ojos.
-Dime que te ocurre, seguro que lo entenderé y te ayudaré en lo que sea de verdad César, te lo prometo.
-No puedo contarte nada, si lo hago me arriesgaría a que tú no me ayudarás.-No lo quería perder era mi único amigo, bueno en verdad, era la única persona que se ha preocupado por mí en los últimos dos años.
-No, seguro que no. Vamos César cuéntamelo, no diré nada.
-Julio no puedo ahora, aquí hay demasiada gente y me arriesgaría a cagarla del todo.-No podía creer que le fuera lo que me ocurre a él.
- ¿Esta tarde a las 17:00 ?
-Esta bien, pero ven solo, quiero contarte algo de lo cual no quiero que lo sepa nadie.
Ha pasado el día demasiado lento, y necesito descansar, en cuanto llego a casa me hecho en la cama y me hecho a dormir. Suena la alarma a las 16:30 y tengo que comer algo y ir hasta el parque. Cuando llegó lo veo sentado en un banco de madera. Camino hacia él, y se levanta de banco. Cuando nos pusimos frente a frente pude detenidamente su pelo con los rayos de solo reflejándose en él.

Límite (Erótico-Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora