30.

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Julio

-No sabía cómo decírtelo, me asustaba la manera de no poder besarte, ni sentirte otra vez, por favor espero que puedas perdonarme algún día.
Mientras veía como lloraba, me sentía tan culpable que haría cualquier cosa por estar con él, el resto de mis días, pero ahora no importaba lo que yo quisiera si no lo que quisiese César. No respondía, se quedaba callado y no podía hacer nada para que me mirará a los ojos.
-Por favor César, mírame.-su cabeza se alzó, vi sus ojos empapados de lágrimas, mi alma se caía a pedazos cada vez que pensaba que nuestros días se estaban consumiendo poco a poco.
-¿Que quieres que haga ahora, cómo se lo diré a mis padres, cómo voy a seguir adelante?
-No pienses en eso ahora, podemos disfrutar de los días que nos queden por vivir, juntos.-mis palabras eran egoístas, me odiaba por decir eso pero era la verdad, no quería malgastar ni un minuto que pudiera tener con él.
-Para tí todo es fácil, ¿Qué has estado haciendo?¿Porqué no me lo pudiste decir antes?-su tono de voz cambiaba, aunque estuviera lleno de lágrimas, sabía que quería mandarme a la mierda por todo lo que le había hecho.
-Me fuí, me marché a los hospitales más avanzados con algún tipo de esperanza, no sabía si te iba a volver a ver por eso me despedí de tí, por eso vine aquí. Después estuve ingresado dos días y no podía hablar, me hacían todo tipo de pruebas, y no hay ningún tipo de solución, solo pastillas que realentizan la enfermedad.
-¿Que hacemos ahora?-sus ojos volvían a empaparse de lágrimas, me acerqué a él lo abracé y le besé.
-Voy a estar contigo en lo que decidas, ahora y siempre.

Límite (Erótico-Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora