Límite (Erótico-Gay)

31.

Estuve toda la noche despierto, él me abrazó y no se soltó de mi ni un segundo. La noche se hizo eternamente lenta, el tiempo no pasaba y no podía dormir. Desde que me tomé una dosis de su medicación estaba mejor, no quería decírselo a mis padres, y así intenté hacerlo. Se despertó sobre las nueve de la mañana, sus ojos me miraban mientras yo solo me acerqué para darle un beso.
-¿Cómo has pasado la noche?
-No he dormido casi nada, tenía y nervios y miles de cosas en las que pensaba.
-No pienses en nada, será más fácil.
-Y como hago para no pensar en nada, tengo aquí a mis padres, a mis amigos y no puedo dejar de pensar en nada si mi cabeza no deja de pensar que voy a morir dentro de un tiempo.
-Vamonos de aquí.
-¿Dónde Julio? ¿Dónde nos vamos a ir si no tenemos nada?
-Podemos irnos a un pequeño piso que tengo en la playa, mis padres no pondrán pega, sé que quieren que sea feliz el tiempo que me queda.
-¿Y que hago con mis padres?
Escribe una carta y escóndela, cuando sea el momento dile donde está.
Me puse a escribir, y cuando la acabé aproveché la mañana para hacer la maleta. Julio no me abandonaba en ningún momento, siempre estaba conmigo y más en esos momentos por si mis padres me pillaban.
-¿Cuando nos iremos?
-Si te parece bien mañana, para que no se entere nadie podemos ir en mi moto por una carretera secundaria.
-Vale, espero no arrepentirme de esto.
-Supongo que no lo harás.
Mi vida había cambiado, eso no era de estrañar, pero supe en ese momento que estaba enamorado de verdad, me dió igual lo que me hizo, fue sin intenciones y me quería igual que como al principio y yo a él también.