7.

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Estaba preparado, mis pantalones blancos con una rotura en la rodilla mi zapatillas negras y mi jersey rojo. No había hablado mucho con él, solo estuvimos hablando de la fiesta. Dijo que pasaría con la moto a recogerme a las seis en punto, y allí estaba. Su mirada se enfrentó a la mía, y sin poder controlarlo la baje, me sentía avergonzado cada vez que me miraba.
-Hola...-Dijo sonrojado.
-Estás guapísimo.-las palabras salieron de mi boca cuando en realidad sólo lo estaba pensando.
-Tú... también, venga móntate y agárrate fuerte.
-A sus órdenes mi capitán.- le respondí riendome.
Cuando llegamos a lugar, me decepcioné. Pensaba que iba a ir a un sitio mas bonito, no a un simple garaje lleno de telarañas. Cuando comenzó la fiesta y los altavoces no podían sonar más alto comenzamos a bailar.
Él iba un poco borracho y yo solo había bebido Fanta, nunca había probado el alcohol. Se me acercó y empezó a restregarse con la música que sonaba, me encantaba que lo hiciera, me hacía sentir escalofríos. Su boca se acercó a la mía y nuestras lenguas se dejaron llevar. Varias personas se nos quedaron mirando, y cuando terminamos el beso se acercaron a hablar con él al menos diez personas. Cuando entró me abrazó por la espalda y me preguntó que si me apetecía irme a otro sitio. Asentí, cuando salimos del garaje me preguntó que a que lugar me apetecía ir. Pensé durante varios segundos y al final pensé en mi casa de campo. Cuando llegamos allí saqué la llave de su escondite y abrí la puerta. Encendí la calefacción y con ello la la corriente eléctrica. Mi casa de campo es muy acogedora, toda de madera, con una mesa se cristal y su sofás blancos, me encantaba estar allí, pero no me gustaba ir allí sin compañía.
-¿Tienes hora para volver a casa?- le pregunté mirándole a los ojos.
-No, no tengo.- me dijo con una leve sonrisa.-¿Y tú?
-Yo ya estoy en casa.
Nos sentamos en el sofá, tenía mi espalda en su pecho y sentía su respiración cada vez que movía el pecho. Cogí una manta con la cual nos cubrimos, encendí la televisión y estuvimos viendo Netflix. Cuando llevábamos veinte minutos de película, empezó a besarme en la nuca, me giré y comencé a besarlo. Subimos a la planta de arriba y seguimos por el pasillo hasta llegar a mi habitación, y me lanzó sobre la cama. Se colocó encima de mí y me empezó a acariciar el pecho, así levantándome el jersey. Veía su mirada y el calor que desprendían sus mejillas, veía sus labios moverse mientras escuchaba la frase que salían de ellos.

-¿Quieres hacerlo?

Límite (Erótico-Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora