14.

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Llevaba varias semanas sin hablar con él, era una sensación muy extraña. Todo fue muy diferente desde que nos despedimos. Pensaba que todo el empeño que puso, fue para hacer todo lo que sucedió en aquel lugar. De unos momentos a otros sonaba el teléfono, cada vez que sonaba el tono de llamada quería que fuera él, pero no era así, le enviaba mensajes todos los días y no le los recibía. Era muy extresante aquella situación, hacía que dudara de su afecto hacia mi, incluso en algunos momentos me hacía dudar de su propia existencia.

Por primera vez en ese tiempo, decidí ir a su casa, cogí la bicicleta, el móvil. En unos pocos minutos estaría allí.
Llamé a la puerta, varias veces, y no respondía nadie. Cada vez se ponía más difícil, me preocupaba que le pudiera estar pasando algo malo. En ese momento entró su abuela en el porche y me miraba con la cara más deseosa de cariño que podría haber en un radio de 8 kilómetros.
-Hola muchacho, ¿Tú quién eres?
-Soy un amigo de Julio, ¿está aquí?
-No, se fue hace unas semanas a EEUU.
En mi mente empecé a reflexionar sobre lo que me dijo su abuela.
-¿Cuando vuelve?
-Muy pronto, tenían que visitar a una familia con cancer. ¿Quieres pasar a comer algo?
-Aproveché esa oportunidad para preguntarle cosas sobre Julio.
Me senté, me preparó un té y unas galletas..Me estuvo enseñando fotos de pequeño de Julio. En un instante la puerta se abrió y entro él. Su reacción fue la graciosa del mundo. Cuando soltó las maletas, salimos a la puerta. Nuestros labios se fundieron en un beso. Sus manos me acabriciaban sus mientras hacía movimientos con sus labios. Se separó un instante y sus ojos encontraron los míos.
Te he echado mucho de menos.

Límite (Erótico-Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora