32.

134 9 0
                                    

Me desperté, eran la seis de la mañana salí por la puerta y me quedé mirando mi casa y pensé en todos los momentos que había pasado allí, navidades, cumpleaños, abrazos, besos y incluso los momentos que pasé con Julio. Por un momento me planteé irme, pero seguí adelante, sabía cual era mi fin y quería disfrutar el tiempo que me quedara. Llegue a la puerta de su casa, me fije en su moto, y llevaba una especie de maletero enganchado en ella, me monté en la parte de atrás, me agarré fuerte como siempre mis manos rodeaban sus torso y veía como salía de mi pueblo, donde había crecido, jugado, aprendido y había encontrado el amor. El viaje se hacía largo, el viento en cierto modo agobiaba. Paramos a la hora de salir, ir por una carretera secundaria complicaba las cosas ya íbamos mas lentos.

-¿Cómo vas?

-Cansado.

-Toma, necesitas tomarte una al día.

Me dio una de sus pastillas, y volvimos a salir. Pasó una hora y llegamos a un bloque de piso a que estaba a pie de playa. Cuando entramos , mi cara mostraba una cierta impresión, era enorme y muy acogedor. Nos pusimos a limpiar, se había acumulado polvo desde la ultima vez que vinieron. Estar en aquel lugar me recordaba al principio de nuestra relación cuando íbamos a mi casa de campo y pasábamos allí el día entero. Me tapó los ojos y me llevo con cuidado hasta que me dejó parado, me destapo los ojos y vi una cama enorme, me di la vuelta y le abracé dejándonos caer encima de la cama. Empezó a besarme, mientras yo le iba quitando la ropa. Comenzó a morderme el cuello y notaba su respiración. Le acariciaba la cabeza y su pelo se entrelazaba entre mis dedos. Sus dedos iban bajando por mi vientre y notaba como empezaba a desabrocharme el pantalón.

Los músculos de mi cuerpo empezaban a contraerse.

Límite (Erótico-Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora