19.

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Las horas siguientes se pasaron rápidamente, y la tarde igual. Eres alrededor de las nueve de la noche, fui a ducharme. Me sequé el cuerpo y como de costumbre iba desnudo desde el banco hasta mi cuarto, ya que estaba al lado, pero Julio estaba encima de la cama. Sentí vergüenza mientras sus labios se reían, pero fui hacia la puerta y la cerré. Me lancé sobre él le quité la camiseta y rodeo su torso con mis piernas. Me besaba el cuello y mi cuerpo seguía entrando en las mismas sensaciones que hacían que no pudiera sostenerme en pie.
Separé sus labios de lo míos, mientras mi nariz rozaba la suya.
-¿Qué haces aquí?-mi voz estaba cargada de deseo e incluso no podía hacer otra cosa que no fuera mirarlo.
-He venido aquí contigo, quiero dormir contigo.
En seguida volví a agarrarle el pelo, y le quité la camiseta.
Me recosté sobre la cama y él estaba sobre mi, seguía besándome y tocando mi torso. Su mano acariciaba suavemente mi entrepierna y hacia que no pudiera parar.
-Quítate los pantalones.
Cuando se los quitó, sentía su erección, le miraba a los ojos y le agarraba el culo. Cogió mi mano, y me la puso sobre la goma del calzoncillo, le deslicé el boxer y lo eché fuera de la cama. Puse mis manos sobre su miembro y lo deslizaba.
-Vine aquí a por esto.-su voz suave en mi oreja hacía que el bello se me erizara.
-Aquí lo tienes.-en el instante se separó de mí cogió su pantalón y me dió un condón.
-¿Quieres hacerlo?
Lo agarré del cuello y lo trajé hacia mí, mientras nuestras lenguas jugaban, cogí el preservativo y se lo puse. Me senté sobre el rodeando con mis piernas su espalda. Lo metió lento, estaba abrazado a él, y aún me seguía dando miedo, pero hacía que todo fuera más fácil.
-¿Te duele?- su voz era suave y ronca, y en esas circunstancias hacía que la temperatura de mí cuerpo siguiera aumentando.
-No.- en verdad me molestaba, muy poco, pero era un momento demasiado intenso como para hacerlo más lento.
Mi peso quedaba sobre sus brazos, y me movía despacio, ya no me dolía, sentía como una sensación de cosquilleo.
-Dame más duro.-mi voz apenas podía salir y mi cuerpo no hacía más que sudar.
Me agarró fuerte de los glúteos, y empezó a moverme más rápido, pero no estábamos cómodos, así que me tumbé sobre la cama y separé mis piernas levantadolas.
Cuando me penetro sentí un pinchazo enorme y siguió moviéndolo e hizo que pasará del dolor al placer. Escuchaba cada vez que me la metía, más fuerte y más rápido, y veía como su cara desmotraba que no podía aguantar mucho tiempo más. Cogí su mano y la coloqué en mi miembro empezó a moverlo, y él tomó un ritmo en el que hacía que millones de cosquilleos me recorrieran las piernas.
No pude aguantar más me corrí, y mientras lo hacía el se iba moviendo más rápido, lo que hizo que me tapara la boca con mi mano, ya que un grito estaba saliendo de mi. Le quité el condón, y me introduje su pene en mi boca, su gran excitación hacia que no me entrará entero así que lo masajeaba.
Me avisó a tiempo, y mientras lo besaba el se estaba tocando. Acabo rápido, entramos al baño de mí habitación y nos limpiamos. Se puso el boxer y yo un pantalón de pijama. Se acostó a mi lado, y le abracé la espalda, en varios minutos, ambos estábamos durmiendo.

Límite (Erótico-Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora