22.

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Cada vez que lloraba sentía como el frió hacia que se me pusieran los pelos de punta, percataba como cada célula de mi cuerpo era movida por un escalofrío. Me faltaba el aire, a veces no podía ni respirar. Comencé a pensar, no escuché su parte, pero tampoco lo merecía. Mientras pensaba en lo que quería que me dijera, pensaba en sus caricias, y eso era lo que me dolía, que no pudiera tenerlas y no por mi culpa, si no por la suya. Suponía, que a las personas, aunque te fallen hay que darle otra oportunidad, aunque duela.
Cogí el teléfono de mesilla que había al lado, lo encendí y abrí WhatsApp, miles de mensajes suyos me habían llegado, pero no me paré a leerlos.
-Ven.
-Voy.
Fueron las únicas palabras que escribimos, el frió seguía recorriendo mi cuerpo llegando así hasta el interior de mis huesos.
Entró por la puerta, su cara mostraba miedo, aunque apenas lo miré.
-Déjame explicártelo.
-Sí, más vale que me expliques dónde estuviste toda la tarde.
-Cuando te llevé a casa, se deterioró el freno de la moto y fui a un tayer a cambiarlo.
-¿Y porqué no me dijiste eso?- mi voz subía de tono, no podía controlar y a la vez me cabreaba.
-Hablamos pronto y me quedaba poco para que lo arreglaran, suponía que me quedaría el resto del día estudiando.
Se acercó a mi, intento besarme cogiéndome de las mejillas, finjí dolores para que se alejara de mí, en realidad no quería estar con él.
-Julio.... No puedo, esto me puede, todo me puede. No quiero mentiras, mira lo que pueden ocasionar, ahora estoy muy mal.
-De aquí en adelante, hablaré contigo sinceramente.Te quiero.
Salió de la puerta, yo me levanté de la cama, me coloqué en un rincón y comencé a llorar, no sabía si había hecho mal o bien, así que cerré mis ojos y intenté olvidarme de todos.

Límite (Erótico-Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora