CAPÍTULI XXIIII

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Los personajes son creados por la escritora Kyōko Mizuki, uno de los seudónimos de Keiko Nagita, y la mangaka Yumiko Igarashi, seudónimo de Yumiko Fijii, publicado en Japón por Kōdansha Ltd. desde 1975 a 1979.

Luego de pensarlo un poco, desecho la idea era un riesgo innecesario que podría generar con secuencias fatales, moría por saber qué había pasado porque tom y Jimmy realmente no le dieron razón de nada, pero era mejor no ir, ya tendría tiempo de ver a Candy a su pequeño muchachito cuando esto se resolviera, una triste expresión se dejó ver en su cara al recordarlo, cosa que no pasó desapercibida por Alan, quien al verlo pensó que era un hombre leal, aun cuando William Andrew ya estaba muerto él haría lo posible por cuidar a esa chica que había sido su protegida.

-¿George y si algo se presenta? dime que debo hacer si algo se sale de control ¿Te contacto? , él levantaba la vista de lo que había escrito en el papel u lo vio por unos segundos.

-Si algo se sale de control, tu prioridad son ellos, sus vidas, si pasa algún imprevisto actúa a discreción, abriendo una carpe entregaba un maletín, que Alan veía con curiosidad.

-De ser necesario desaparecerlos, dale nuevas identidades, debes alejarlos de los Andrew sin dejar rastro de su paradero, no me contactaras y desaparecerá tal como llegaste, el joven solo asentía sin cuestionar aquellas órdenes.

-¿Cómo debo actuar con la señora y su esposo?

- Todos deben creer que están de viaje, lo que sucedió fue de repente, así que nadie sabe en donde estan, solo Tom Y Jimmy y ya saben que algo extraño sucede, si no es grave lo que él tienes que trasladarlos en la noche, para que nadie pueda verlos, estamos justo frente a la boca del lobo Alan te estoy confiando sus vidas, si no pueden mover al joven pues actúa como lo creas más conveniente y seguro para ellos, podrías cambiarlo de habitación y cubrirlo utilizando un nombre falso.

-No te preocupes George, Tendremos cuidado y seremos muy discretos ¿qué es esto? preguntaba señalando el maletín.

-Por favor dile a Candy que me firme ese poder, así podre representarla en la lectura del testamento de ser posible, llevas varios documentos de propiedad, de algunos inmuebles acá y en europa, algunos están a nombre de Candy y otros del pequeño William, también los números de algunas cuentas bancarias, a nombre de Candy, esas las abrió William antes de marcharse a su último viaje a áfrica, tienen dinero suficiente para vivir en cualquier parte del mundo sin ser encontrados, por favor si deben desaparecer, ayudalos.

-Por supuesto George, debes estar seguro que los cuidare con mi vida, hasta que tu nos busques, acomodándose en su asiento, George soltó el aire que había retenido unos segundos en sus pulmones, las cartas estaban echadas y sólo tenían que esperar que Elroy Andrew moviera sus fichas.

-Gracias por todo Alan y disculpa que te involucre en todo esto, el solo sonreía.

-Soy un soldado y solo recibo ordenes, y si todo esto es por lo que estoy pensando no haré más que mi trabajo al cuidar a los posibles herederos de Lord William Andrew, esto hizo que George se levantara de la posición asumida minutos antes y poniendo los codos en su escritorio entrelaza sus manos para apoyarlas en ella.

-Muy perspicaz Alan, muy perspicaz, fue lo único que contestó George, asumiendo su acostumbrada expresión inexpresiva, Alan se retiraba y george se quedaba pensativo, si lo que él temía era cierto y Candy resultaba ser la heredera universal de William Andrew, estaría mucho más complicado todo aquello, ya no sería solo el odio desmedido que siempre le habían demostrado a la muchacha, el iciar a mucha gente y Elroy Andrew era una de esas personas para las que dinero y la sed de poder podía llegar a desquiciar, suspiraba rogando al cielo que a William no se le ocurriera hacer eso, porque realmente Candy no necesitaba de dinero para ser feliz, al bajar su mirada se percató de el sobre de las fotografías se había queda y sin pensar corrió para alcanzar a Alan.

HASTA EL FIN DEL MUNDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora