CAPÍTULO XLVI

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Los personajes son creados por la escritora Kyōko Mizuki, uno de los seudónimos de Keiko Nagita, y la mangaka Yumiko Igarashi, seudónimo de Yumiko Fijii, publicado en Japón por Kōdansha Ltd. desde 1975 a 1979.

Alan vigilo la casa por dos días y no encontró nada que le hiciera sospechar, notifico aquello a Albert y acordaron ir por los documentos unos días después, antes de ir pasarían por el restaurante de Paolo, el pobre había ido día tras día a la casa de los rubios al no encontrar a su amigo en el hospital, pero nunca los pudo localizar, aunque aquello se le hizo extraño y no fue a la policía, ya que  por no ser un pariente de el matrimonio no le tomarían la denuncia o lo tomarían  en serio, no pudo evitar emocionarse cuando lo vio cruzar la puerta de restaurante.

-¿Albert estas bien? ¿en donde están el niño y Candy? lo que me hicieron es imperdonable ¿cómo se van sin decirme a donde? y lo que es peor dejarme preocupado con esta angustia pensando lo peor, aunque estaba muy molesto tomo al rubio por los hombros y lo zarandeo  unas cuantas veces para después abrazarlo con fuerza.

-Lo lamento hermano, todo esto es un caos, estamos todos bien, tranquilízate por favor, al separase de él se pudo dar cuenta que su amigo estaba llorando, realmente estaba muy preocupado por ellos.

-¿Mi sobrino en donde esta? necesito verlo y comprobar que esta bien, ante aquello Albert sonreía mientras Alan hacia una mueca de desagrado con la cara.

-Tranquilo Paolo, Anthony esta muy bien, estuvo con sus tíos, te aseguro que lo cuidaron más que bien.

-¿Tíos? ¿Qué tíos? no me digas que se lo dejaste a esos tipos rancheros medio pelo, Alan enseguida se tensaba, los hermanamos de Candy le caían muy bien y no le agrado que les llamaran con aquel apelativo, apretaba los puños para contenerse.

-No le digas así a mis cuñados, si mi mujer se entera no te va a ir nada bien, y ni contar que mi hermano que es muy amigo de mis cuñados y a Stear tampoco creo que le agrade, hasta ese momento Paolo se percataba de la presencia de los dos hombres que acompañaban al rubio.

-¿Ahh otro tío? ¿en donde rayos estuvieron todo este tiempo? Alan arqueaba una ceja al escuchar los gritos de tipejo delante de ellos y Ster lo veía con enojo.

-¿Qué no recuerdas a Stear? el estuvo en nuestra boda y mi hermano estuvo en Europa, gracias a a Dios llego a tiempo, Albert le contó a Paolo todo lo que había ocurrido, sobre el testamento, lo que paso con Elroy, lo de Stear, lo de los hombres que persiguieron a Candy al hospital y la necesidad de mantenerse ocultos.

-Todo esto parece sacado de una película Albert ¿Entonces Anthony heredo todo? es increíble, mi muchachito tan pequeño y millonario, Paolo hablaba orgulloso.

-Eso es una desgracia amigo, preferiría seguir con mi vida sencilla y tranquila, no sé en que pesaba ese hombre al hacer eso, Albert bufaba de la rabia y la impotencia, por lo que los tres hombres reían al ver aquel gesto poco usual en él.

-Sus razones tendría hermano, no te imaginas el infierno que estamos pasando, nos clausuraron ¿puedes creer que alguien saboteo la tubería de gas? pudimos volar en mil pedazos, definitivamente Dios existe, la cara de Paolo era de autentica desolación.

-Lo lamento mucho, no quisiera darte otra mala noticia Paolo pero .. pero en unos días nos vamos del país, solo quería que lo supiera para que no te sientas preocupado.

-No, yo me voy con ustedes, ustedes son mi familia, con esto  se le sumaba otro más al viaje.

-No es conveniente partir todos juntos , no debemos llamar la atención, prácticamente estamos huyendo del país.

-¿Tan serio es todo esto Albert? el rubio asintió con la cabeza.

-En cuanto estemos establecidos te prometo que te avisamos para que nos alcances, por unos minutos reino el silencio.

HASTA EL FIN DEL MUNDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora