CAPÍTULO LIV

782 86 28
                                    

Los personajes son creados por la escritora Kyōko Mizuki, uno de los seudónimos de Keiko Nagita, y la mangaka Yumiko Igarashi, seudónimo de Yumiko Fijii, publicado en Japón por Kōdansha Ltd. desde 1975 a 1979.

Las horas pasaron y por fin Alan regresaba pensativo y preocupado, el doctor estaba sentado junto a su mujer frente a Tony, este jugaba con Stear ajeno a las miradas de la pareja.

-Esta mañana en el hotel vimos a un sujeto muy parecido a Albert, es increíble, cuando estaba en la facultad recuerdo que alguna vez escuche que todos tenemos un doble en algún lugar, la cuestión es que es poco probable que entre tanta gente en el mundo lleguen a encontrarse, Alan se ahogaba con lo que estaba bebiendo, Stear se anima a emitir opinión, pues tenía curiosidad por el tema.

-En la casa que tiene nuestra familia en Lakewood, hay una habitación llena de retratos una vez entramos a hurtadillas antes de que mi primo Anthony... bueno, este, entre esos retratos estaba uno de un chico muy parecido a él, inicialmente eso creíamos que era un retrato de él y que no recordaba pues era aún muy pequeño, pero luego pudimos notar la fecha y el nombre del artista, fue pintado por Rosse Mary Andrew su madre, unos seis años antes de que Anthony naciera, yo creo que ese parecido puede ser por herencia de familia.

Alan escuchaba atento aquello, era curioso pero el tal Alex se le parecía a Albert y mucho, ahora su mirada se fijaba en Tony, el pequeño era una mezcla de sus padres sin embargo aquel hombre también se parecía al niño, bueno sería loco que se pareciera sin tener nada que ver el uno con el otro, después de todo es su tío ¿pero por qué se parece tanto a Albert? ¿pero si era su hermano porque dijo que ella por herencia de sangre ostentaba aquel título nobiliario? Este mocoso debió contarme todo y yo debí preguntar más, necesito entender que está sucediendo.

-Ya despertó, la voz de Albert interrumpió a todos y el doctor corrió a revisar a la paciente, la encontró sentada al borde de la cama con claras intenciones de levantarse.

-No debes levantarte por favor, necesito hacerte algunas preguntas de rutina.

-Pero no me siento mal, yo.. yo no sé qué me sucedió, íbamos corriendo al parque y entonces, entonces lo vi, Albert era Anthony, era él estaba allí parado justo frente a mí, es solo que me espante, Albert se acercaba y la abrazaba, ella siempre le tuvo miedo a los fantasmas, espantos y apariciones, según habían contado los hermanos Cornwell.

-Amor sabes que Anthony ya no está entre nosotros, puede ser que te confundiste, algunas veces la mente nos juega malas pasadas y nuestros recuerdos regresan de golpe y solo nos confunde, la rubia se volteó y lo vio fijamente.

-¿Tus recuerdos? el solo asiente con la tenue insinuación de una sonrisa, la rubia se la pego más a él emocionada.

-Tan solo son imágenes sin sentido Candy, no te emociones tanto, no sabes cómo estaba contrariado, no sabes la angustia que viví al pensar que tenía una familia, que tenía una esposa y un hijo, al escuchar aquello ella se alejaba de él un poco con los ojos muy abiertos.

-¿Una esposa Albert? una esposa, repetía ella, aquel era uno de sus mayores temores.

-Tranquila pequeña, ya eso quedó aclarado, no tengo ninguna esposa, ella lo miraba con asombro.

-¿Recordaste algo? el negaba con la cabeza, Antuan los observaba y prestaba atención a lo que decían , vaya que sí era interesante la vida de los plebeyo, comparada con la de ellos.

-Alan, daba por respuesta el rubio

-¿Alan? ¿qué tiene que ver Alan en todo esto? la rubia estaba de pie con los ojos bien abiertos.

HASTA EL FIN DEL MUNDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora