CAPÍTULO L

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Los personajes son creados por la escritora Kyōko Mizuki, uno de los seudónimos de Keiko Nagita, y la mangaka Yumiko Igarashi, seudónimo de Yumiko Fijii, publicado en Japón por Kōdansha Ltd. desde 1975 a 1979.  

Anette Augier, había tomado la costumbre de levantarse al alba, cada mañana después de enterarse de que no podría ser madre la joven lloraba en silencio las lagrima se abrían paso de la misma manera como los primeros rayos de sol se colaban por la oscuridad, de manera casi imperceptibles y en silencio,  solo así desahogando su dolor podía tomar fuerzas para mostrase serena ante sus padres y su esposo.

Lo más doloroso era ver como su esposo caía rendido ante sus pacientes, esa ternura que la enamora era ahora la mayor fuente de su dolor, él ansiaba ser padre y ese instinto de protección y amor que irradiaba en los niños era algo tan profundo y notorio ene el que era imposible de no notar.

El día anterior en el parque por unos segundos tuvo la esperanza, la loca y absurda espera que  tal ves aquellas personas le permitieran tener a su hijo ¿ Pero quienen su sano  juicio aceptaría entregar a su hijo? el solo pensar en aquello la hizo llorar más fuerte, esas personas se veían tan felices, parecían ser gente corriente, sentados como si nada sobre el pasto de aquel parque, pero felices, ellos tenían lo que ella jamas conseguiría, un hijo.

Todos pensaron que venir en este viaje seria una distracción para ella pero no, había resultado todo lo contrario, el tropezar con esa familia aumento ese sentimiento de vació que tenia en medio del pecho. 

Los white comenzaron su segundo día en aquella casa ruidosamente, todos querían ayudar preparar el desayuno lo que provocaba un completo caos, al parecer al hacer la preparación de la masa de los  hot cakes alguien puso azúcar y alguien lo volvió hacer, como resultado obtuvieron   hot cakes muy dulces que les hicieron tomar más agua leche de lo normal, aquello provoco risas entre todos porque ninguno se quejo pero hacían cara de espanto al tragar casi sin masticar.

Después de lo de la noche anterior todos decidieron ir a colaborar al hacer las compras, si algún impertinente aparecía de nuevo, ellos estarían presentes para darle su merecido, aquella excursión a la tienda de abarrotes resulto toda una experiencia, mientras el rubio se movía como todo un experto conocedor moviéndose entre la estantería y escogiendo los productos otros solo escogían golosinas, aquel grupo de hombres se reían estrepitosamente llamando la atención de cuanta joven entraba al lugar, todos esos hombres altos y guapos no podían pasar desperdiciado, al salir cada uno llevaba al menos dos bolsas repletas de cosas y reían y bromeaban sin parar de reír.

Después de regresar fue un caos organizar las compras, eran tantas cosas que no cabían en la despensa, los rubio tuvieron que sacarlos a empujones y poder hacer la comida, mientras algunos de ellos jugaban con el pequeño, Alan y Alec trataban de coordinar grupos para cuidar a la familia, solo seria una semana en la ciudad pero no querían bajar la guardia, el almuerzo estuvo grandioso, Albert preparo una receta que el mismo había creado, todos comieron hasta estar satisfecho luego, fueron a caminar al parque para bajar la comida, Candy se sentía como en el hogar, rodeada de sus hermanos, risas, camaradería y sobretodo se sentía segura y en familia, aquellos hombres se comportaban como niños, se sentía como en sus días del colegio al verlos reír y hacerse bromas entre ellos mientras ella permanecía sentada en una banca con su hijo completamente dormido en sus brazos, su esposo reía relajado y más de una vez lo pillo mirándola, ella le guiñaba un ojo y el le devolvía el gesto.

-¿Le puedo acompañar señorita? era Jakc Jeanderson, uno de los chicos de seguridad que por primera vez se atrevía hablarle directamente a la rubia.

-Por supuestos Jack, ella  le soriana y el se sentaba a su lado.

-Señora Candy ¿Usted cree que después que pase todo esto yo podría permanecer a su servio acá en américa? el hombre lanzo su pregunta sin más, ella lo vio extrañada con aquello que preguntaba.

HASTA EL FIN DEL MUNDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora