CAPÍTULO LV

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Los personajes son creados por la escritora Kyōko Mizuki, uno de los seudónimos de Keiko Nagita, y la mangaka Yumiko Igarashi, seudónimo de Yumiko Fijii, publicado en Japón por Kōdansha Ltd. desde 1975 a 1979.

La extraña apariencia de Annette, hizo que su esposo se alarmara, aquello parecía un campo de batalla, ese casco improvisado y ver al pequeño con aquellas bandejas cubriéndolo, en otro momento seguramente le habría causado un ataque de risa, pero ver a su mujer involucrada lo altero demasiado, justo cuando ella accionaba el interruptor lo que los distraía con aquel grito.

-¡ANNETTEEE!

Todos voltearon a ver hacia la puerta y perdieron de vista el bendito aparato, todos menos el inventor que veía atento como la polea iba moviéndose, por unos minutos aquel invento funcionó como se suponía debía hacerlo y comenzó a mezclarse el contenido en el recipiente, aquellos hombres apenas se atrevían a observar por las rendijas de sus escondites sin atreverse a salir de un todo.

-Funciona, Candy mira, si funciona, funciona, al escuchar los gritos del joven todos comenzaban a salir con cierto temor, pero al no escuchar ninguna explosión, se animaban.

La rubia ni se movía de su sitio, Albert abría los ojos a todo lo que daban, Stear en medio de su euforia levantaba a su nueva mejor amiga y conejillo de indias Annette dando vuelta en el aire, Antuan asombrado se paraliza por unos según para luego reaccionar furioso, al ver a su amada esposa rodeada por los brazos de otro hombre, Alan le hacía señas a Alec para que se mantuviera en su lugar y Jack al verlo daba unos pasos hacia atrás.

Aquel aparato parecía estar sincronizado con la furia creciente de Atuam porque de la nada comenzó a salir un humo blanquecino que poco a poco fue impregnado todo el lugar, todo fue tan rápido que al escuchar la explosión todos se lanzaron al suelo, Stear cubría con su cuerpo a Annette y se escuchaban los gritos espantados de la mujer, las chispas no se hicieron esperar y Candy comenzó a gritar como loca.

-LA CASA SE VA A QUEMAR, TENEMOS QUE SALIR DE AQUÍ

Albert la tomaba de una mano y luego corría por su hijo y lo arrancaba de los brazos a de Alec para hechar a correr, sin percatarse de que su esposa se había soltado de su agarre, la rubia reía como una desquiciada luego de quedarse en su lugar como si nada, lo que llamaba la atención del doctor, aquellos hombres corrían en estampida hacia la calle, llevando con ellos a empujones al doctor que desubicado por la conmoción perdía de vista a su mujer, al estar afuera buscaba con desesperación a su hermosa e indefensa mujer que nunca había vivido algo como aquello.

-¿Todos ustedes están locos? al ver la reacción de aquel hombre todos largaron la risa, solo al pobre Stear le pasaban aquellas cosas, solo él era tan valiente como para volver a intentar hacer funcionar aquel armatoste y solo aquella chica era tan inocente como para interesarse y ayudarle.

El pobre Antuan ya iba corriendo de regreso a la casa cuando vio a su esposa caminar doblando su cuerpo hacia adelante como si le doliera el estómago, aquello le preocupó y corrió para auxiliarla, pero al estar a su lado pudo escuchar cómo está trataba de controlar un estruendoso ataque de risas, Annette terminaba sentada en el pórtico de aquella casa muerta de risas, nunca antes en su vida se había reído tanto, todo su cabello estaba chorreando aquella mezcla de harina y huevos, la rubia reía descontroladamente, mientras caminaba hacia ella, era realmente divertido que por primera vez alguien más terminaba en aquella vergonzosa situación después de ayudar a su adorado primo a probar uno de sus inventos, ahora podía entender la cara de horror de Patty y Annie, y las risas de sus queridos Archie y Anthony cuando aquellos aparatos terminaban estallando.

HASTA EL FIN DEL MUNDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora