Capítulo 1: Yagami Aya

1.1K 56 621
                                    


El molesto sonido del despertador hizo que su adormilado cuerpo se removiera entre las sábanas, mas no logró despertarla

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El molesto sonido del despertador hizo que su adormilado cuerpo se removiera entre las sábanas, mas no logró despertarla. Sin embargo, el despertador no quiso perder aquella batalla tan fácilmente, y en la segunda tanda del estruendoso ruido, los ojos negros de la joven Saori se entreabrieron.

La chica no soportó aquella pesada sensación, pues parecía que había logrado conciliar el sueño apenas unos minutos atrás. En verdad lo había conseguido hacía unas escasas dos horas. El insomnio la estaba destrozando por dentro, aún seguía sin comprender cuál era el problema que la mantenía despierta hasta las tantas de la madrugada.

Un leve dolor de cabeza empezó a incordiar a la joven por el constante sonido del aparato, así que para sacar su frustración a flote, golpeó el objeto con la almohada para que dejara de molestar.

— Déjame en paz estúpido bicho.— Gruñó, volviéndose a acomodar en su cama.

Sin embargo, esta vez fue su propio cuerpo el que la alertó al recordar el día que era hoy.

— ¡Oh mierda!— Gritó frustrada.

Se incorporó de un salto y estiró su cuerpo todo lo que pudo tras emitir un bostezo mudo. Corrió por toda la habitación tratando de encontrar su vestimenta, había preferido dormir en ropa interior a causa del calor que había por la noche. Una vez encontró la camiseta que buscaba se la puso al instante, y cuando encontró sus pantalones, empezó a ponérselos de manera apresurada, saltando a la pata coja para tratar de colocárselos antes si podía, aunque pronto la voz de su madre la alertó.

— Vamos Saori, date prisa, tu hermana te está esperando.

La recién nombrada rodó sus ojos con molestia. No llegaba tarde y ya la estaban metiendo prisa. Su hermana siempre era igual. Apenas la dio tiempo a arreglarse el pelo, bajó corriendo las escaleras de la casa y se encontró con el semblante serio de su hermana.

— Dios Aya... Tampoco es tan tarde.— Se quejó al ver el reloj de la cocina.

— Calla, ¿sabes todas las cosas que tengo que hacer hoy? Tengo que terminar la mudanza y además es mi primer día en ANBU, podrías tener un poco de consideración y ayudarme.— Suplicó su hermana mayor poniendo una leve mueca.

Ciertamente Aya estaba nerviosa, pues aquel día tenía demasiadas cosas que hacer y muy poco tiempo. Tampoco ayudaba el hecho de que fuera su primer día en ANBU, siempre quiso llegar a aquel nivel, mas ahora que había alcanzado su sueño estaba algo inquieta y por ello perdía la compostura con rapidez.

— Está bien, te ayudaré.— Murmuró con pereza su hermana pequeña mientras agarraba una magdalena que había preparado la madre de ambas.

Aya sonrió al escuchar aquello y se acercó a ella para besar su mejilla y abrazarla con fuerza.

— Gracias, gracias, te lo compensaré en el futuro, aunque en verdad me debes bastantes favores...

— Pero tú eres la mayor, debes cuidar de mí.— Volvió a dar un bocado a la magdalena y habló con la boca llena.— Pur uso me dubes a mí fabures.

Lazos oscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora