El destino ya estaba escrito.

31. "Justin"

31.

Pasaron dos días. ___________ se la llevaba la mayoría de las veces encerrada en su cuarto, solo salía para desayunar y comer, cuando terminaba de comer agarraba una manzana y la llevaba escondida a su habitación, y se la comía como cena. Todo eso lo hacía para evitar verlo a  él, aunque era imposible ya que él la obligaba a desayunar y comer en la misma mesa con él. Eran aproximadamente las dos de la tarde, ella se encontraba viendo la televisión, bueno, ni siquiera veía un canal fijo, sólo cambiaba de canales con el control remoto con el nivel de aburrimiento al tope. Su estómago rugía, necesitaba esperar a que llegara Jason para comer, ella no sabía a dónde se había ido, ni le importaba en lo más mínimo. Seguramente había ido a matar a  alguien, o traficar drogas a un lugar.

Salió cautelosamente de su dormitorio, tratando de no hacer ningún ruido por si Jason andaba por ahí. Bajo hasta el  primer piso, por las escaleras, y se dirigió a la cocina, al entrar lo primero que vio fue a Amelia leyendo una revistas mientras hervía un poco de agua en la estufa, al parecer se prepararía un café.

_______________ se sentó en uno de los bancos relajadamente, no había ninguna huella ni pista de que su pesadilla estaba en casa. Suspiro mientras observaba los pintorescos cuadros de la cocina. Amelia dejo la llamativa revista de lado, y observo los movimientos de la castaña, quien, tenía la cabeza recargada en la mesa con varios mechones de cabello tapando su rostro.

— ¿Aburrida? —ella asintió.

— ¿Sabes a qué hora llegara mi pesadilla? —pregunto entre murmullos en la misma posición, suspiro.

—No lo sé, creo que tardara un poco, tal vez llegue en la noche, ¿por?

—Nada, es que quería saber hasta qué horas podía sentirme libre.

—Odio esa actitud tan egoísta de él, no tiene nada de malo que salgas. —dijo molesta, apagando la flama de la estufa.

—Créeme que lo se… me siento tan… siento como si tuviera una cadena atada a mis pies que no me deja vivir en paz, ojala la felicidad pudiera llegar a mi vida. —dijo mirando a Amelia, la mujer miro comprensivamente a ___________, viendo como suspiraba tristemente.

—Algún día llegara hija, cuando menos te lo esperes y en donde menos te lo esperas. —el rostro de ________ pasó de tristeza a confusión en segundos.

—No entiendo… bueno, no importa.

—______________, tengo que ir a hacer las compras al supermercado para surtir la despensa, ¿te gustaría ir conmigo? —ella asintió con una pequeña sonrisa en los labios, pero su sonrisa se desvaneció un poco al pensar en Jason.

— ¿No habrá problemas con Jason? —musito.

—No, si tu estas a mi lado no pasara nada chiquilla —Amelia sonrió inspirando sentimientos de confianza y seguridad en la castaña.

—Si es así, entonces sí. —sonrió.

—Está bien… pero, __________... —dijo Amelia al notar la vestimenta de ella— ¿No iras en pijama, cierto?

La pijama… se le había olvidado por completo que andaba con una vestimenta inapropiada para salir; una blusa de tirantes azul, y unos mini shorts café, algo inapropiado para salir a la vía pública. _____________ subió lo más rápido y apurado que pudo a su habitación, tomo unas prendas {http://www.polyvore.com/cgi/set?id=71284198&.locale=es}, y se vistió, su cabello estaba atado totalmente, sin ni un mecho suelto en la frente. Al bajar, Amelia la esperaba con una bolsa en su antebrazo. Salieron de la casa, _______ salto de la alegría, ¡por fin aire fresco! Se sentía libre, como un pájaro saliendo de su nido. Se fueron caminando, el establecimiento se situaba a unas pocas cuadras de la residencia, en el camino __________ cantaba con entusiasmo, Amelia solo reía al ver la sonrisa de ________.

Llegaron a su destino, agarraron el famoso carrito de las compras, entraron, Amelia primero se dirigió a lo básico, después a las carnes, los lácteos, y todo lo esencial que se necesitaba en la cocina.

—____________. –dijo, ella la miro.

— ¿Si?

— ¿Puedes hacerme un favor? —Ella asintió— Necesito que busques este producto de limpieza, mientras yo hago las demás compras, ¿puedes?

—Claro, no es tan difícil buscarlo, ¿cierto? —sonrió.

Miró en la lista de Amelia el nombre del famoso producto, “Clean Perfect”, no será tan difícil encontrarlo. Recorrió un pasillo entero, nada. Se dirigió a de los productos de limpieza y cuidado del hogar, con la mirada observaba los nombres de cada producto, no había ningún producto llamado “Clean Perfect”, seguramente se habían agotado.

“Para estar segura, preguntare”, pensó. Cuando iba a dar vuelta y buscar a un empleado, sintió como caía al piso después de tropezarse con una persona que cargaba cajas de productos de belleza. Le punzaba un poco la cabeza, ya que algunos productos le cayeron en la cabeza, trato de levantarse, una mano se extendió a ella para ayudarla. Era un chico.

—Perdón, no me di cuenta por donde andaba, lo siento. —se disculpó el chico, bajando la mirada. Ella sonrió tímida.

—No hay problema, no pasó nada. —sonrió.

— ¿Segura? ¿No te lastimaste? —dijo con preocupación, revisando que no hubiera ningún moretón en su cuerpo.

—No —mintió, por dentro se quejaba del terrible dolor de cabeza que sentía, pero claro, no quería preocupar más al chico.

—Está bien. —miro hacia varios de los cosméticos que estaban tirados en el piso, suspiro pesadamente y se agacho a juntarlos, ________ se compadeció de él y se agacho a ayudarle. El chico sonrió sin que ella lo viera, aunque eso pensó él.

“Tiene una sonrisa hermosa, ¿y qué decir de sus ojos? Sus ojos son tan brillosos, ¿Qué estoy diciendo?” pensó ________. Cuando terminaron de regresar los cosméticos a su lugar, se levantaron del piso.

—Listo. —sonrió ella.

—Gracias por ayudarme. Enserio, gracias, si mi jefe veía esto, me mataría —se echó a reir, ________ rio junto con él.

—No hay de que… —dijo esperando a que él dijera su nombre.

—Justin, Justin Blake. —sonrió.

—__________ Butler, para ayudarte cuando quieras —sonrió igualmente, Justin era atractivo, y tenía una sonrisa encantadora y unos ojos que hacían recordarle a… Jason.