56.
Miré sus ojos despectivamente, quienes no apartaban la vista de los míos en ningún momento. Una sonrisa burlona adornaba su rostro, mis ojos vagaron de su sonrisa a sus ojos. Acerqué más mi rostro al suyo, y con ello mis labios. Cuando estuve lo suficientemente cerca, detuve mi movimiento.
—Ni en tus más preciados sueños, bebé. —susurré, y con ello me alejé con astucia. Ahora yo tenía la sonrisa burlona dibujada en mis labios. Él se quedó serio, completamente. Se lo que quería que hiciera, pero no lo hare, no le daría el gusto.
—Si no lo haces tú, lo haré yo. —fruncí el ceño, sin comprender sus palabras con facilidad. Cuando por fin mi cerebro había captado, sus labios ya estaban unidos con los míos.
Puso sus manos en mi cintura, y con su fuerza masculina con un toque de suavidad, me colocó en su vientre. A decir verdad, los dos nos besábamos como nunca antes lo habíamos hecho. Sus labios devoraban a los míos, como si dependieran de ello, su lengua rozaba la mía llena de satisfacción. Bueno... era igual que la primera noche. Misma pasión, y misma intensidad. Y yo colaboraba con esa pasión. Aún no sabía la razón.
Sus manos empezaron a recorrer mi espalda, sin dejar de besarnos aún. Empecé a sentir un calor, un calor especial que no había sentido nunca.
Y vinieron a mí de nuevo, los recuerdos. Atormentándome, como siempre lo hacían. ¿Por qué no me dejaban en paz de una buena vez? No podían dejar mi vida tranquila.
Mordí el labio inferior de Jason, dando por finalizado el beso, me aleje de él, otra vez. Lo miré a los ojos, sin saber que decir. No podía explicar exactamente porque me sentía así. No era que no podía hacerlo, había una razón especial para no hacerlo. Me levanté de su cuerpo sobre mis pies, y cuando estuve a punto de huir como una niña cobarde, esta vez él me detuvo.
—No huirás esta vez. —murmuró, mirándome a los ojos, con una mano sobre mi muñeca. Lo único que pude hacer fue esconder mi rostro, mirando en otra dirección. ¡Oh, joder! Odio sentirme así. Lo odio. —Estoy seguro que me rechazas por una razón, y quiero saberla. No siempre puedes huir de todo.
Tragué saliva, no tenía salida alguna, y necesitaba desahogarme con alguien. Aunque sea él.
—No es nada. —contesté. Me arrepentí de decirle algo.
—______... —alargó, sin dejar de mirarme.
—No tengo nada, simplemente no quiero acostarme contigo, ¿acaso es tan difícil entender? — solté de repente, y asentí al darme cuenta de que estas palabras para él eran como un balde de agua fría, un golpe muy duro en su ego hormonal.
Él reaccionó, me pegó a su cuerpo, sujetándome de la muñeca, sin dejar de mirarme a los ojos.
—Tu cuerpo te delata. No vi lo mismo cuando hace minutos estabas arriba de mí. —susurro, sin dejar de capturarme con sus ojos sombríos. —Es otra cosa, no lo ocultes. Dilo, o estaremos así toda la noche. —amenazó. No tenía escapatoria alguna. Debía decirle, tarde o temprano. Tenía que contarle ahora mismo.
—Bien. —suspiré, rendida. Pasé una pieza de cabello detrás de mí oreja, y asentí dispuesta a hablar. —Hace tiempo atrás, antes de conocerte, tuve un novio, se llamaba Kyle. Él fue mi primer novio, el primero con el cual estuve enamorada como una tonta. —cerré mis ojos, negando con la cabeza. —Lo presenté ante mi familia, a mi hermano jamás le cayó bien, siempre le dio mala vibra. Él fue especial, un hombre especial para mí. Era todo lo que siempre desee en un hombre. El seis de diciembre cumplíamos cinco meses de conocernos, él organizó una cena. Justo cuando llegue a la cita, él me tomó por la fuerza y me encerró en una habitación de su departamento. —bajé la mirada, ocultando mi rostro de Jason, en cualquier momento estaba segura que rompería en llanto. —De ahí, él me agarró ferozmente, y… me beso a la fuerza, en ese momento el amor que sentía, se fue por una coladera. Kyle en esa noche me violó... me dejó inconsciente en medio de la calle con moretones, llena de sangre, sin importarle nada. Mi familia se desesperó al saber que no llegaba a casa, y me buscaron según me dijeron, estuve en un hospital un mes entero y hasta tomaba terapias con un psiquiatra por el gran trauma que él había dejado. Desde que pasó eso, sueño todas las noches con que algún día él regresará, y hará lo mismo de nuevo. —solté algunas lágrimas inevitables, sintiéndome totalmente frágil ante él. Recordar esto, me dolía demasiado. Me hacía sentir débil, muy débil. Lo miré de reojo, su mirada estaba en otra dirección, tensó la mandíbula y sus manos se formaron en unos puños listos para matar a alguien a golpes. Su segunda reacción, fue envolverme en sus brazos como nunca lo había hecho nadie en toda mi vida.
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El destino ya estaba escrito.
Fanfic« ¿Que harías si te pidieran casarte con alguien sin amor para salvar la vida de tu familia? » ‹Segundas Oportunidades›, segunda parte de la historia está en mi perfil.